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Cómo convertir científicos en emprendedores

Cuando publicamos el artículo dedicado a la tecnología CRISPR-Cas9 nos llamó la atención la importante actividad empresarial que se había desarrollado, en muy poco tiempo, en relación con esta innovación científica, con el objetivo de llevarla con toda celeridad al mercado. En concreto destacamos que tres de los científicos que habían trabajado en la creación de patentes para la aplicación de esta tecnología, también habían creado varias empresas, tanto para comercializar las patentes como para el desarrollo de productos concretos basados en esta tecnología. Los científicos en cuestión son Jennifer Doudna, Emmanuelle Charpentier y Feng Zhang, siendo las empresas creadas Caribou Biosciences, Editas Medicine, Intellia Therapeutics, CRISPR Therapeutics y ERS Genomics. Algunas de estas empresas han llegado a cotizar en el NASDAQ logrando valoraciones multimillonarias. Sin embargo en el desarrollo de esta tecnología, que está revolucionando el mundo de la genética, también ha jugado un papel muy importante el científico español Francisco J. M. Mojica, el cual, a menos que no se haya hecho público, no se ha lanzado a crear empresas para el desarrollo como negocio de esta tecnología, como han hecho sus colegas a nivel internacional, sino que ha mantenido completamente enfocado en el ámbito científico y académico.

En este artículo de Futurizable, dedicado al emprendendimiento científico, nos gustaría reflexionar sobre la situación que acabamos de relatar y no porque pensemos que sea negativo que este científico español no haya creado empresas con las que rentabilizar su trabajo y conocimiento, más allá de su propia actividad profesional. De hecho es importante saber que sí que se ha preocupado por hacerlo al solicitar y lograr una patente sobre el «método para detectar inserciones de espaciadores en estructuras CRISPR». Pero pensamos que otros muchos investigadores sí que tendrían la oportunidad de emprender, siempre que sea evaluando las ventajas que tiene hacerlo y entendido el beneficio personal o incluso social que esta decisión pueda conllevar. Por lo tanto como punto de partida para esta reflexión la idea sería que todo científico al menos tenga la posibilidad de evaluar y decidir si tiene sentido para él emprender un negocio, en base a las invenciones o descubrimientos que haya podido realizar a nivel científico o tecnológico.

Cómo fomentar el emprendimiento entre los científicos

Hemos pedido a Alfredo Bermúdez de Castro, experto en temas de innovación, que nos hable de su experiencia ayudando a los científicos que deciden lanzarse a emprender. A continuación vamos a conocer sus ideas al respecto de cómo desarrollar una estrategia para el fomento del emprendimiento entre los científicos y la potenciación de la creación de startups con una base científica y tecnológica.

Existen algunos aspectos que resultan clave si quieres conseguir que los científicos se lancen a emprender y consigan desarrollar negocios de éxito:

  1. Es importante incentivar al científico para que pueda seguir haciendo lo que realmente le gusta hacer, que es investigar. Por lo tanto una posible solución es que para toda la parte de negocio se incluya en la compañía una especie de CEO o gestor empresarial, que puede ser una persona con una carrera de base científica, pero que ha realizado un MBA, además de contar con experiencia profesional en el sector privado. Es importante «insertar» a estos perfiles en el grupo de investigación para que ayude a los científicos a hacer toda la parte de la empresa que no saben hacer, ni les gusta hacer, que es lo relativo a planificación, business plan y constitución de la empresa. Cuando el proceso se organiza de esta forma se obtienen resultados sensacionales.
  2. Es necesario conseguir que las Universidades permitan a los científicos tener cierta exención, principalmente en su actividad docente. Esto es importante para que el científico emprendedor pueda continuar con sus investigaciones a nivel de laboratorio, pero al tener una empresa va a necesitar horas para poder dedicarle al proyecto. Para lograr esto se pueden promover iniciativas en las que otros profesores sustituyen la actividad docente del científico que se lanza a crear una empresa, teniendo en cuenta el beneficio que esto reporta a la hora de demostrar que la investigación puede llegar al mercado y además suponer beneficios económicos para la propia Universidad, si cuenta con una participación accionarial en la Spin Off.
  3. Los científicos tienen muy pocos conocimientos sobre los mecanismos de financiación y teniendo en cuenta que habitualmente los proyectos que se basan en la investigación suelen requerir de importantes recursos económicos, esto resulta especialmente importante. Además los científicos no suelen tener relación, ni buena comunicación con el ámbito inversor, de ahí la importancia de realizar buenos procesos de investment readiness que permitan acercar posiciones entre los investigadores y los venture capital, de cara a que estos puedan financiar los proyectos de base científica y tecnológica.

Los investigadores que piensan en ser emprendedor o a los que se motiva para emprender, son buenos desarrolladores de tecnología, incluso en algunas ocasiones pueden ser buenos desarrolladores de producto, pero sin embargo son pésimos desarrolladores de cliente. Por lo tanto si en una startup resulta fundamental contemplar ambas esferas, por un lado del desarrollo de producto y por otro lado el desarrollo de cliente, será fundamental incorporar a la empresa un gestor, con formación en marketing, ventas, comercialización y capacidad para acceder a la financiación. Además de promover que en la empresa se acabe creando un equipo multidisciplinar con capacidad para afrontar los diferentes retos que vayan surgiendo en el desarrollo del negocio.

Dificultades a las que se enfrenta el científico que quiere emprender

Teniendo en cuenta las ideas que acabamos de leer, al respecto de cómo fomentar la creación de empresas innovadoras por parte de científicos, nos atrevemos a destacar tres aspectos muy importantes a tener en cuenta cuando cualquier persona con una carrera en el mundo de la ciencia decide dar el salto para convertirse en emprendedor:

Encontrar socios: si hemos destacado la importancia que tiene para un proyecto que surge del ámbito científico, contar con un perfil de negocio dentro del equipo, deberíamos darle prioridad a este aspecto y pensar que de todo lo que tiene que hacer un científico cuando quiere crear una empresa lo primero a considerar debe ser encontrar un socio que aporte al proyecto una capacidad comercial, de marketing y gestión financiera. Por suerte son muchos los profesionales que están formados y tienen experiencia en temas de gestión, que querrán participar en un proyecto que tenga una base tecnológica sobre la cual se pueda construir un negocio de futuro. En relación a cómo encontrar socios para una startup y cómo lograr que se motiven para participar en un proyecto os recomendamos ver los siguientes vídeos.

Incompatibilidades: muchos científicos no emprenden porque no les vale la pena la complejidad que supone tener que compaginar su carrera científica y académica con los protocolos necesarios para crear y desarrollar un proyecto empresarial. En cada caso habría que evaluar los pros y los contras que supone para cada persona, pero parece fundamental que se les pueda ofrecer un asesoramiento de cara a determinar cuál es la mejor forma en la que un científico puede compaginar su trabajo en la universidad o un centro de investigación, con el desarrollo de una empresa, porque está claro que a todos nos interesa que los científicos también puedan desarrollar esa faceta emprendedora, pero si queremos que se haga, entonces hay que ponérselo fácil.

Acceso a la financiación: este problema lo encontramos tanto en el mundo de la investigación como en el desarrollo de proyectos empresariales, por lo tanto tenemos que aprender a vivir con ello y ser conscientes de que tan complicado es crear negocios como financiarlos. Es cierto que si hubiese más dinero disponible para invertir a riesgo se emprendería más y se crearían más empresas en base a desarrollos científicos o tecnológicos, pero el dinero en sí mismo tampoco es garantía de que vayan a nacer mejores proyectos que puedan reportar un beneficio a la sociedad. Por lo tanto este problema del acceso a la financiación debemos aceptarlo como algo que forma parte de propio proceso y por otro lado ser conscientes de que al menos ahora estamos mucho mejor que hace pocos años, donde no había business angels interesados en invertir en empresas científicas o tecnológicas, además de que ni siquiera se había inventado algo tan importante como es el crowdfunding, del que vamos a hablar más adelante en este artículo.

Iniciativas que fomentan el emprendimiento entre los científicos

Conscientes de la situación que acabamos de mostrar, ya existen personas y organizaciones que se han puesto manos a la obra para cambiar la situación, fomentando el emprendimiento entre los científicos y ayudando a aquellos que quieren emprender.

Congreso Nacional de Científicos Emprendedores se presenta como el mayor punto de encuentro de científicos emprendedores y el ecosistema de la innovación. Su misión es impulsar la generación de valor a través de la creación de empresas de base científica y tecnológica; abordar los retos y oportunidades para el desarrollo de estos proyectos; visibilizar la figura del científico emprendedor; crear sinergias entre los diferentes actores del sector: investigadores, empresas, instituciones públicas, capital riesgo, oficinas de transferencia y conectores de la innovación; inspirar a las nuevas generaciones que construirán las futuras sociedades del conocimiento; y debatir ideas vinculadas a la gestión de la innovación, del talento, la transferencia entre el ámbito académico y el empresarial, las fuentes de financiación y la comunicación estratégica.

Asociación Española de Emprendedores Científico-Tecnológicos se propone el objetivo de facilitar la creación de empresas de base científico tecnológica desde el ámbito (público o privado) de la investigación al mundo empresarial. Los miembros de esta asociación están convencidos de que el  conocimiento científico genera riqueza, empleo y atrae inversión, por ello crear empresas de base científico tecnológica no sólo es bueno, sino que es un imperativo social. Además están convencidos de que España sí es país para emprender en Ciencia.

Mind the Gap de la Fundación Botín se dedica al impulsar el desarrollo y comercialización de productos o servicios biotecnológicos basados en los descubrimientos de algunos de los mejores laboratorios científicos de España. Están convencidos de que nivel científico de nuestro país es muy superior a su capacidad para convertir esa ciencia en riqueza económica y social, en parte debido a la falta de recursos económicos y de gestión en las fases más tempranas del desarrollo tecnológico. Por esto han puesto en marcha esta iniciativa que pretende cubrir el hueco estructural del sistema español de ciencia y tecnología, mediante un modelo orientado a dinamizar el proceso de transferencia tecnológica y mejorar el rendimiento social y económico de la inversión en ciencia. Para conseguirlo se aporta capital, con una aportación máxima por proyecto de 250.000 euros durante dos años y se proporciona apoyo a la gestión, coordinación y asesoramiento. Se trata de impulsar proyectos destinados a convertir tecnologías en productos o servicios, de manera que en el plazo de dos años estén en condiciones de captar inversores que les den continuidad hasta llevarlos al mercado.

Healthstart es el programa de la Fundación para el Conocimiento Madri+d y la Plataforma de Innovación en Tecnologías Médicas y Sanitarias, promovida por el Instituto de Salud Carlos III (ITEMAS), para la aceleración de startups tecnológicas de la Comunidad de Madrid en el sector salud, originadas en entornos sanitarios y de investigación. Asimismo, el CSIC, IMDEA Alimentación y la Universidad Complutense son entidades asociadas al programa en la edición 2017. El programa facilita cada año a todas las iniciativas presentadas, una evaluación gratuita del nivel de competitividad de su proyecto, así como un programa de Formación en Creación y Gestión de Startups de Salud. Los proyectos más maduros se benefician de apoyo en forma de infraestructuras y recursos, dotaciones en metálico, bolsas de viaje internacionales, servicios profesionales especializados (incubación, informes de patentabilidad, asesoría tecnológica, legal, apoyo para la creación de la empresa y búsqueda de inversión). Tres de ellos optan además a premios en metálico.

El acceso a la financiación suele ser uno de los problemas que los emprendedores detectan cuando quieren desarrollar un nuevo negocio. Más aún en iniciativas que tengan que ver con el ámbito científico, porque es cierto que para determinado tipo de proyectos, por ejemplo los relacionados con la salud, suele ser necesario afrontar importantes inversiones en maquinaria para la realización de todo tipo de experimentos y pruebas. Para poder hacer frente a esta situación los científicos emprendedores cuentan con algunas opciones públicas de financiación de proyectos innovadores, como son:

Uninvest es una gestora de entidades de capital riesgo, especializada en transferencia de tecnología. El equipo gestor de Uninvest, cuenta con más de 14 años de experiencia en la gestión de fondos de transferencia de tecnología en España. El track record adquirido, a través de la gestión de Unirisco e I+D Unifondo, les posiciona como el equipo con más experiencia y trayectoria en inversiones surgidas a través de procesos de transferencia de tecnología, habiendo completado el ciclo de inversión en 47 compañías y desinversión en 35 de ellas.

ENISA: es una sociedad mercantil estatal, dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, que desde 1982, participa activamente en la financiación de proyectos empresariales viables e innovadores. Su misión es promover la financiación de proyectos empresariales viables e innovadores de la pyme española, propiciando la diversificación de sus fuentes de financiación, para ello ofrece instrumentos adaptados a las necesidades de los emprendedores y presta servicios de valor añadido más allá de la financiación. Actualmente cuenta con varias líneas de financiación de proyectos de emprendedores en base a su estado de desarrollo: línea jóvenes emprendedores, línea emprendedores y línea crecimiento. A lo largo de su vida en ENISA han concedido más de 5.000 préstamos por un importe que supera los 790 millones de euros.  En 2016 aprobaron 808 operaciones por valor de 81 millones de euros y para el ejercicio 2017 disponen de 82,6 millones de euros para financiar proyectos innovadores.

CDTI: el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial es una Entidad Pública Empresarial, dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, que promueve la innovación y el desarrollo tecnológico de las empresas españolas. Es la entidad que canaliza las solicitudes de financiación y apoyo a los proyectos de I+D+i de empresas españolas en los ámbitos estatal e internacional. Por lo tanto su objetivo es contribuir a la mejora del nivel tecnológico de las empresas españolas mediante el desarrollo de las siguientes actividades: evaluación técnico-económica y financiación de proyectos de I+D desarrollados por empresas; gestión y promoción de la participación española en programas internacionales de cooperación tecnológica; promoción de la transferencia internacional de tecnología empresarial y de los servicios de apoyo a la innovación tecnológica; apoyo a la creación y consolidación de empresas de base tecnológica.

Herramientas recomendadas para científicos emprendedores

Además de las ayudas que los científicos que quieran emprender pueden recibir de las iniciativas que acabamos de conocer, también cuentan con una serie de herramientas que le harán más sencillo el proceso de crear una empresa y llevarla al mercado.

Spin Off: es un tipo de empresa que se caracteriza por estar promovido por miembros de la comunidad universitaria y por basar su actividad en la explotación de nuevos procesos, productos o servicios a partir del conocimiento adquirido y los resultados obtenidos a través de la investigación en la propia Universidad. La investigación aplicada es la base de estas empresas, cuya importancia radica en el desarrollo de nuevas tecnologías, la creación de empleo de calidad, la capacidad de generar un alto valor añadido en la actividad económica y la aportación al desarrollo económico en la región en la que se desarrollan.

Transferencia Tecnológica: es el proceso por medio del cual se transfieren habilidades, conocimiento, tecnologías, métodos de fabricación, muestras de fabricación e instalaciones entre los centros de investigación y las empresas para asegurar que los avances científicos y tecnológicos sean accesibles a un mayor número de usuarios que puedan desarrollar y explotar aún más esas tecnologías en nuevos productos, procesos, aplicaciones, materiales o servicios. Gracias a las tecnologías de la información y especialmente a Internet se puede potenciar la transferencia tecnológica por medio de iniciativas de divulgación, la creación de redes de colaboración entre centros de investigación, empresas y entidades financieras con un coste reducido, buscando una gestión eficiente del proceso de transferencia de conocimiento. El objetivo de las colaboraciones para transferencia tecnológica es impulsar el desarrollo y crecimiento de los diversos sectores de la sociedad mediante el acceso al conocimiento y experiencia de los grupos de investigación, innovación y desarrollo o evolución tecnológica.

OTRI:  las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación son un mecanismo institucional creado para servir de catalizador de las relaciones entre la universidad y la empresa. Actúan como las unidades de transferencia de conocimiento de las universidades y organismos públicos de investigación españoles, cuya misión es apoyar y promover la producción de conocimiento y su transferencia a las empresas y otros agentes socioeconómicos.  En las universidades la OTRI es el interlocutor con empresas y otros agentes socioeconómicos, ofreciendo servicios como: facilitar la colaboración entre investigadores y las empresas, identificando los expertos más adecuados para atender sus necesidades; promocionar el catálogo de resultados de investigación disponibles para ser transferidos a la sociedad; apoyar el establecimiento de contratos y otras formas de colaboración entre la universidad y la empresa; ayudar a encontrar fuentes de financiación pública para las actividades de colaboración entre grupos de la universidad y otras entidades; gestionar las patentes y otras formas de protección de la I+D; y asistir en las actividades encaminadas a la creación de empresas basadas en la explotación del conocimiento generado en la universidad.

Lean Startup: es una metodología desarrollada para aumentar las posibilidades de éxito de las nuevas empresas innovadoras, que se ha convertido en la herramienta que utilizan la mayoría de los emprendedores, en el ámbito de la tecnología, que quieren lanzar un nuevo producto al mercado, reduciendo el riesgo que conlleva no conocer los intereses reales y necesidades que tiene su público objetivo. De esta forma se trabaja con una serie de herramientas que permiten validar una idea de negocio, desarrollando un producto mínimo viable del producto que quiere comercializar la empresa y pivotando la idea de negocio, en base al feedback recibido por parte de los usuarios a los que se ha contado el producto o servicio que quiere desarrollar el emprendedor. Esta metodología resulta ideal para aquellos científicos que quieran saber si el resultado de su investigación puede tener sentido a nivel comercial, minimizando el riesgo que supone realizar grandes inversiones en desarrollo de producto, sin tener la certeza de que el mercado estará dispuesto a comprar el producto desarrollado. Por lo tanto para un científico que quiera afrontar con garantías de éxito su aventura como emprendedor, resulta muy recomendable aprender esta metodología y aplicarla en su actividad más allá del laboratorio.

Crowdfunding: tal y como vimos en el artículo que dedicamos en Futurizable a la financiación colaborativa, desde hace pocos años los emprendedores tenemos a nuestra disposición una fantástica herramienta para lanzar al mercado nuevas ideas de negocio, validar su interés por parte del público objetivo al que lo queremos dirigir y financiar su puesta en marcha a nivel comercial. Ahora gracias a esta nueva herramienta los científicos que quieran convertirse en emprendedores apenas tienen que asumir los riesgos que conlleva la puesta en marcha de un proyecto empresarial, ya que de forma casi teórica pueden lograr la validación por parte del mercado de su idea de negocio y los fondos económicos necesarios para su desarrollo hasta el inicio de la comercialización. Gracias a esto cada vez son más los proyectos innovadores desde el punto de vista científico y tecnológico, que encontramos en las principales plataformas de crowdfunding de preventa a nivel mundial como son Kickstarter e Indiegogo. Pero además también se están desarrollando iniciativas específicas de crowdfunding enfocado al ámbito científico, como es el caso de la plataforma Capitalcell, que se presenta como la primera plataforma europea de equity crowdfunding en proyectos biotech, aportando conocimiento especializado en el sector para seleccionar las empresas con mayor potencial y ofrecer el asesoramiento de una amplia comunidad científica y de inversores, que aseguran la calidad de los proyectos que seleccionan para invertir.

Crowdsourcing: es otra fantástica herramienta a través de la cual los científicos pueden desarrollar nuevas estrategias para potenciar su actividad científica y de cara a la puesta en marcha de proyectos empresariales. Gracias a plataformas de innovación abierta como Innocentive los científicos tienen la posibilidad de embarcarse en proyectos que puedan vincularles con empresas, además de lograr recursos económicos a través de las competiciones que se organizan en la plataforma.

Aplicación del método científico para emprender: los científicos tienen una ventaja sobre los emprendedores y es su conocimiento, experiencia y capacidad de estructurar su trabajo de cara a la consecución de objetivos. Esto si lo combinamos con la utilización de una metodología como Lean Startup puede ofrecer fantásticos resultados a aquellos científicos que se propongan aplicar las metodologías utilizadas en investigación, a otras áreas de la empresa como puede ser el desarrollo de cliente, la estrategia de marketing, la acción comercial o incluso la gestión financiera.

Formación en gestión empresarial: tal y como hemos visto a lo largo de este artículo resulta muy importante que existan científicos que decidan asumir un papel de gestión dentro de la empresa, quién mejor que ellos para entender el gran potencial que tiene una investigación para convertirse en un producto comercial y las necesidades específicas que pueda tener una empresa cuya maquinaria principal tiene a la ciencia como base. Por lo tanto en aquellas empresas formadas por científicos será importante contar con ese perfil de negocio, que asuma la gestión económica del proyecto y que cuente con la formación adecuada. En aspectos como la captación de financiación resultará fundamental esa formación o conocimiento, sobre todo teniendo en cuenta que este tipo de empresas suelen ser muy intensivas en necesidad de capital, por lo que en muchas ocasiones su éxito dependerá más de aspectos relacionados con la gestión financiera que con el propio producto o investigación realizada.

Científicos que han decidido dar el salto

Con el objetivo de conocer la situación real de los científicos con espíritu emprendedor, hemos preguntado a algunos de ellos sobre sus motivaciones para emprender y las dificultades a las que se han tenido que enfrentar para crear sus propias empresas. Qué mejor que conocer su experiencia real para entender la importancia que tiene el fomento del emprendimiento entre los científicos.

Javier García Martínez, director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la UA, cofundador de la empresa Rive Technology y promotor de la Asociación Celera dedicada al fomento del emprendimiento entre los científicos: «el científico/fundador no tiene por qué dirigir su propia empresa y el emprendimiento es una de las maneras que tiene para poner sus descubrimientos al alcance de todos. No hay mayor satisfacción para un científico que ver que está mejorando la vida de las personas, pero para eso hay que asumir el riesgo que supone llevar una tecnología del laboratorio al mercado. Nunca falta financiación para proyectos sólidos, lo que faltan son proyectos en los que merezca la pena invertir. A los científicos que decidan convertirse en emprendedores recomiendo: 1. Proteger su tecnología. 2. Hablar con potenciales clientes para verificar que se tiene algo que ellos quieren comprar. 3. Tener un plan de negocioque deberá redefinirse continuamente con los clientes, socios y proveedores».

María López, Associate professor and research Universidad de Zaragoza y CEO de Bitbrain Technologies: «siempre había sido una firme defensora de la transferencia universidad-empresa y cuando se dio la ocasión sencillamente no pude mirar a otro lado. Ahora bien, también te digo que la ocasión no la veía hasta que uno de nuestros proyectos tuvo una repercusión mediática brutal y todos los periodistas nos acababan preguntando cuando llegaría la neurotecnología a la sociedad. Con perspectiva, yo creo que la principal dificultad para emprender ha sido la de aprender el lenguaje del mercado, sus necesidades, etc. En ese sentido tuve dos problemas, el primero que al venir del ámbito universitario, sin contacto previo con la empresa, hablaba un lenguaje diferente, tenía una forma de ver el mundo distinta… Ni mejor, ni peor, pero si muy distinta. Por otro lado, al tener una tecnología tan disruptiva tampoco nadie te puede decir cómo hacerlo, cómo acertar con el cliente… es más bien un proceso de prueba y error, tocando mercado y teniendo una relación muy cercana con el cliente. Y al final, eres tú el que debes adaptarte y cambiar. Y otra de las dificultades que tuve, y que imagino que es habitual, es la de formar un buen equipo. En nuestro caso es esencial personas que cuenten con los conocimientos y flexibilidad necesarias para un empresa tecnológica como la nuestra, donde estar en la frontera del conocimiento es clave y todo avanza muy rápido. Pero no solo eso, sino también es clave que cuenten con los valores y que sean personas capaces de crecer profesionalmente. Por suerte ahora lo tenemos!»

Damià Tormo, galardonado con el premio Empresa de la Fundación Princesa de Girona (FPdG), científico del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, fundador de Bioncotech Therapeutics y CEO de Artax Biopharma: «decidí dejar mi carrera científica al percibir que mis descubrimientos se quedaban en meras publicaciones y no contribuían a mejorar la vida de los pacientes. Lo bonito es que la investigación llegue a los pacientes. Sin haber hecho ese cambio de investigador a emprendedor, seguramente eso se habría quedado ahí y para mi no tiene mucho sentido si no haces la comunicación entre la ciencia y la sociedad. Es importante que parte del dinero que se gasta en ciencia debe estar destinado a innovaciones que vayan a la sociedad, por lo que la ciencia básica se debe convertir en un producto, en un servicio que beneficie a la sociedad. Si no es así, no tiene mucho sentido».

Enrique Samper, científico Ramón y Cajal y Junior group leader en El Centro nacional de investigaciones cardiovasculares y CEO NIMGenetics: «me lancé a emprender porque quería darle utilidad al conocimiento técnico que tenía sobre la genética y trasladar ese conocimiento a la medicina junto con mis cofundadores para mejorar la salud de las personas a través del diagnóstico genético más puntero que existe. El diagnóstico genético avanzado y rápido ahorra costes y salva vidas. La mayor dificultad que he tenido que afrontar como emprendedor es conseguir que todo el mundo hagamos lo que tenemos que hacer dentro de la organización, aportando el valor máximo en cada área. También ha sido y es difícil lidiar con un mercado cada vez más competitivo en un entorno muy difícil de erosión de márgenes brutos en los años 2008-2017 y al mismo tiempo crecer la organización y prepararla para el futuro. Crecer las ventas entre un 30-50% cada año es un reto muy exigente que estamos cumpliendo. También ha sido difícil cerrar las rondas de financiación con inversores internacionales pero lo hemos conseguido!»

David Horna, Científico del Institut Quimic de Sarria y del Spanish National Cardiovascular Research Centre y fundador de Aglaris Cell: «provengo de una familia emprendedora con varios negocios y siempre he vivido en casa la parte empresarial de las cosas. Por otro lado, aún siendo científico, yo no hacía ciencia básica sino que me centre más en la ciencia Aplicada. De ahí que durante mi tesis desarrollase varias patentes, lo que me llevó a co-fundar dos empresas relacionadas con las ciencias de la vida. Empiezas presentando la idea en unos premios y luego terminas internacionalizando la empresa como es el caso de Aglaris. También es cierto que durante mi tesis realicé en paralelo un Máster en gestión de empresas industriales que siempre ayuda a enfocar el futuro emprendedor. En cuanto a las dificultades que me he encontrado a la hora de emprender sin duda es lo más complicado es la gestión de personal. A medida que la compañía crece, es muy importante tener una buena estructura empresarial y ser muy transparente en la gestión de personal. En este punto incluyo tanto la gestión del equipo como las relaciones con inversores».

Senén Barro AmeneiroDirector General de RedEmprendia y Catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de Santiago de Compostela: «lo más importante es tener presente que una idea, incluso una buena idea, no vale demasiado. Si tienes un cliente tienes un negocio, pero si solo tienes una idea no tienes nada. Y ese es el principal error de los nuevos emprendedores y sobre todo de los emprendedores científicos. Aunque partan de una investigación muy prometedora, hay que cruzar varios desiertos hasta que esta se transforme en un nuevo producto o servicio y este tenga éxito en el mercado. Con frecuencia nos obsesionamos con el valor de nuestra I+D y dejamos de lado a los potenciales clientes y a las ventas. Para evidenciarlo, suelo decir que ni siquiera es cierto que haya que centrarse en tener un producto mínimo viable, sino en tener un mercado viable, aunque sea mínimo de arranque, y desde luego tener ese producto o servicio dispuesto para atenderlo».

Mariana Boadella investigadora del Centro de Investigación en Recursos Cinegéticos del CSIC, UCLM en Castilla La Mancha y CEO de Sabiotec: «decidí convertirme en emprendedora cuando me di cuenta que no encajaba en la carrera científica estándar, no me veía como profesora, y me llamaba mucho más la idea de ayudar a resolver los problemas de la gente de forma más directa. Eso, unido a una época de crisis de financiación de la I+D, hizo que me decidiera a dar el paso. A nivel de dificultades para emprender para mí hay dos componentes: lo más difícil y quién te lo pone más difícil. Lo más difícil para mí, es pensar en mil cosas a la vez. Ser emprendedor es eso. Tienes que pensar a lo grande y a lo pequeño a la vez. En las personas de tu equipo, los clientes, los mil problemas que surgen al día… es muy difícil mantenerse concentrado y hacer las cosas con atención. Y a parte del día a día tienes que pensar también en la estrategia de la empresa. Es difícil no volverse loco, creo. Hay que tener mucha fuerza mental, yo la entreno meditando todas las mañanas. Si no fuera por el mindfulness yo ya habría estallado. Luego está quién te lo pone más difícil. En mi caso tengo un equipo muy bueno, y muy buena relación con los clientes. Pero quien pone palos en las ruedas es la administración. Las leyes que afectan a las empresas no están bien hechas y nos crean mucha inseguridad jurídica. Por un lado se vanaglorian de ayudar a los emprendedores y por el otro lado en cuanto constituyes una sociedad, ya te están cobrando impuestos antes de que hayas ingresado un euro!!! Eso no puede ser. Los autónomos estamos maltratados en España, lo que pasa que tenemos mucho aguante…»

José Miguel Gómez, Científico en el departamento de ciencias de la computación en la Universidad Carlos III de Madrid y fundador de la empresa Nimbeo: «siempre quise ir un paso más allá de la investigación aplicada. No quedarme en las publicaciones científicas y en las revistas de impacto, sino construir un producto que resolviera un problema real, como hemos hecho en Nimbeo con nuestro software para Smart Grids, capaz de detectar el fraude energético. Creo que la transferencia de la tecnología es muy importante para generar una fuente de riqueza y de empleo que, con orígenes en el I+D y en la Universidad, pueda convertirse en una fuerza motriz de la economía.  A nivel de dificultades para emprender ha habido muchísimas. Demasiadas. Es un camino muy duro y lleno de complicaciones. No lo recomiendo a todo el mundo, ni muchísimo menos. Hay que tener mucha resiliencia y creer en lo que estás haciendo. Si no, es imposible.  Creo que hay dos dificultades principales: la burocracia y la dificultad de encontrar un modelo de negocio resistente y escalable. Partiendo de la Universidad, hay demasiada burocracia y demasiados obstáculos todavía para realizar transferencia de tecnología al nivel de Stanford o de otras Universidades de Estados Unidos. Por otro lado, los prototipos y sistemas académicos no suelen encontrar ventas y clientes de inmediato, la esencia principal de cualquier negocio, por lo que encontrar una ventaja competitiva es casi una quimera».

Adrian Curran, Co-founder & Medical Advisor at anAPPhylaxis y científico del Hospital Universitario del Vall d’Hebron: «los médicos, con gran conocimiento de determinadas patologías y en contacto con los pacientes que las sufren, somos probablemente los más indicados para poder identificar determinados problemas o situaciones a mejorar y las potenciales soluciones. Si trabajamos junto con otros perfiles, básicamente tecnológicos o ingenieros, en un equipo multidisciplinar, podemos conseguir que estas soluciones potenciales se conviertan en realidad. Muchas veces vemos que ingenieros intentan solucionar un problema que les han explicado sin tener una base sólida de la patología y esto no suele funcionar… En resumen, he decidido convertirme en emprendedor ADEMÁS DE (y no en vez de) científico para poder hacer llegar una determinada solución a los pacientes que la necesitan.

Casos de éxito de científicos emprendedores

Dar a conocer casos de éxito es una de las mejores formas de fomentar el emprendimiento entre los científicos, ya que resulta inspirador saber cómo otras personas han sido capaces de resolver las dificultades que supone crear una empresa y llegar a convertirla en un gran éxito. A continuación vamos a conocer un caso muy representativo sobre cómo un científico puede desarrollar con éxito su carrera en el ámbito empresarial:

Iñaki Berenguer es uno de los referentes a nivel de emprendimiento en España y un gran ejemplo sobre cómo un científico puede reconvertirse a emprendedor, aprovechando al máximo la experiencia y conocimientos logrados a nivel de investigación. Tras dejar su trabajo de investigación en Columbia University Iñaki ha creado y vendido dos startups en el ámbito de las comunicaciones digitales, emprendiendo ahora su tercera aventura empresarial al frente de la empresa de insurtech CoverWallet.

Así nos cuenta el propio Iñaki su historia como científico emprendedor:

«En cuanto a mi investigación, me dediqué al signal processing para las comunicaciones. Mi investigación era muy teórica y matemática, con information theory, data algorithms and structures, etc si ves mis artículos de investigación o mi tesis doctoral, comprobarás que todo son teoremas, integrales, derivadas, matrices, límites al infinito, etc.

Después de ser un científico, me reconvertí a emprendedor tecnológico, pues me habían dicho que montar una empresa tecnológica era cómo hacer investigación y ahora con CoverWallet ya voy por mi tercera startup. Y la verdad es que una parte fundamental de ser emprendedor, es parecida a la de ser científico o investigador:

Consiste simplemente en identificar una necesidad o un problema y resolverlo con una idea innovadora normalmente basada en la tecnología. Pero también existen dos importantes diferencias que son fundamentales para el éxito del emprendedor y no tanto para el investigador. Para que una startup tenga éxito, se necesita: una idea innovadora, pero también un mercado grande, en millones de dólares o millones de clientes. Y lo más importante: un buen equipo con un líder. Como investigador, puedes tener logros por tu cuenta, pero en el mundo innovador, cuando se quiere cambiar el mundo, no existe el hombre renacentista que pueda hacerlo todo él solo. Necesitas ingenieros, equipos de ventas, equipos de marketing, equipos de desarrollo de negocio o diseñadores. Tienes que rodearte de los mejores en cada campo, para trabajar en común, muy enfocados en ejecutar y poner en marcha la idea y avanzar en esa visión de cambiar y capturar un gran mercado. Porque nadie genera mucho valor solo. Y para esto, necesitas liderazgo. Y así es como yo he aprendido a entender el liderazgo en los últimos 10 años. Convencer a un equipo de primer nivel que se una a un proyecto que tenga como misión reinventar y capturar un gran mercado».

¿Deberían los científicos invertir en ellos mismos?

No me cabe duda de que los científicos se encuentran entre los profesionales que más invierten en si mismos en lo que se refiere a dedicar tiempo a su propia formación y a la difusión de su trabajo en el ámbito científico. Pero por otro lado existe una oportunidad para todos aquellos científicos que decidan adoptar una actitud emprendedora, pero no en lo que se refiere exclusivamente en la puesta en marcha de nuevos negocios, sino inicialmente en lo relativo a su marca personal y posteriormente en el desarrollo de sus propios modelos de negocio, basados en el desarrollo de patentes y otro tipo de iniciativas como el asesoramiento a empresas o instituciones. Aquí es donde tenemos que referirnos al polémico tema de las subvenciones a la investigación. Está claro que las instituciones públicas deben dedicar una parte importante de sus presupuestos a la investigación científica tan importante para que el país pueda evolucionar, pero por otro lado es importante que estas políticas dejen de verse como subvenciones a fondo perdido, porque nos llevan a un modelo donde los científicos se pueden acomodar en una actitud en la que no es necesario reportar resultados que de alguna forma ayuden a mejorar a nuestra sociedad.

En este sentido es donde podemos plantearnos la pregunta de si los científicos deberían invertir más en su propio trabajo, ser ellos mismos los que lo autofinancien, al igual que muchos emprendedores financian sus propias empresas, en base a sus propios ahorros o a los recursos que les pueda aportar su entorno cercano, las famosas 3F’s. Aquí es donde podríamos hablar entonces de que un científico puede ser una empresa en sí mismo, por su capacidad de desarrollar modelos de negocio propios como el mencionado de las patentes. Y la razón para plantear esta situación es lograr que muchos científicos que ahora desisten de su tarea investigadora, para dedicarse a trabajos que les pueden resultar tremendamente frustrantes, en sectores que nada tienen que ver con el ámbito científico, puedan seguir investigando, de forma autofinanciada y apoyándose en tendencias que cada vez tienen más fuerza como son el crowdfunding y los FabLab, o laboratorios colaborativos.

Fijaros qué diferente puede llegar a ser el panorama de futuro para aquellos que decidan dedicar su vida a la investigación, si en lugar de sobrevivir en el modelo actual en el que primero inviertes en realizar unos estudios, para después esperar que sea el estado el que te mantenga indefinidamente para que puedas dedicarte a investigar, realmente desde los inicios se viese esa carrera profesional como un negocio, en el que no únicamente se ha de invertir en la fase de formación, sino que se va invirtiendo en base a las oportunidades de negocio que vayan surgiendo, ya sea a nivel de marca personal, por ejemplo para la realización de una patente o a nivel de emprendimiento para crear una spin off que pueda sacar un nuevo producto al mercado. Si logramos esto, entonces estaremos dando un gran salto para convertir España en un país innovador.

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