¿Cómo está estructurado el sector asegurador? ¿Cómo se pueden aprovechar las tecnologías emergentes?
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¿Cómo está estructurado el sector asegurador? ¿Cómo el sector puede aprovechar las tecnologías emergentes?

Artículo redactado por Álvaro Díaz, de la empresa Cálculo, en el marco de la realización del Observatorio Insurtech que estamos elaborando en Futurizable. El objetivo es tener una visión amplia sobre cómo funciona el negocio de los seguros y las implicaciones que va a tener en él la aplicación de las tecnologías emergentes.

¿Cómo está estructurado el sector asegurador? ¿Cómo el sector puede aprovechar las tecnologías emergentes?

La importancia del sector asegurador dentro de una economía se manifiesta en su capacidad de captación de fondos, jugando un papel de gran relevancia en la estabilidad del sistema económico mundial. Esta afirmación se sustenta en el hecho de que el volumen de las primas que gestionan ronda el 6.1% del PIB mundial en el año 2016 (Fuente: Servicio de estudios Mapfre con datos de Swiss Re) teniendo una destacada influencia en los mercados financieros, especialmente en los de deuda pública y corporativa puesto que invierten parte de sus activos en ellos.

El contrato del seguro cambia una prestación presente (que es la prima que el asegurado paga), por otra futura e indeterminada, que es la indemnización en caso de siniestro. Es imprescindible garantizar la existencia de dicha indemnización si se produjera el siniestro en el futuro. Esta situación supone a las compañías aseguradoras una disposición de capital susceptible de ser invertido para diversificar riesgos y así garantizar los futuros compromisos. A diferencia del sector financiero, estas inversiones no suponen el mayor porcentaje de rentabilidad de las compañías de seguros, siendo el principal rédito el margen de las primas de seguros que comercializan.

El sector asegurador está fuertemente regulado, por tanto, las entidades tienen que cumplir una serie de requisitos reglamentarios que limitan sus capacidades de inversión, con el objetivo de alcanzar la mayor solvencia para hacer frente a las obligaciones contraídas. Solvencia II obliga a las compañías a computar entre sus deudas, unas provisiones que reflejen fielmente las obligaciones a las que están sometidas por los contratos de seguros. Estas provisiones, denominadas provisiones técnicas, representan la cantidad del importe actual que las entidades aseguradoras tendrían que pagar si transfirieran esas obligaciones a otra entidad. A las entidades aseguradoras les corresponde demostrar ante la Dirección General de Seguros y Fondos Pensiones la adecuación de su nivel de provisiones.

Bajo este escenario regulatorio, los ingresos del sector asegurador por ventas de pólizas en el 2017 ascendieron en España a 63.392 millones de euros (Fuente: ICEA), teniendo una previsión para 2018 de un crecimiento sostenido del 3.94% al menos en el ramo de no vida (Fuente: ICEA). Las entidades aseguradoras comercializan sus productos a través de sus canales de venta directa (presencial u online) o a través de su red de mediadores. La red de mediadores se podría dividir en agentes que a su vez se dividen en vinculados (solo trabajan para una compañía) o exclusivos (trabajan para varias entidades) donde el cliente es propiedad de la compañía y por otro lado los corredores que representan al asegurado y trabajan para todo el abanico de posibles compañías, siendo los dueños del cliente y representándolo ante las entidades aseguradoras.

“Sector estable”, “Capacidad de inversión”, “Crítico para la economía” serían frases definitorias de un sector que lo convierte en ideal para innovar y ser objeto de procesos de digitalización y transformación digital. A pesar de ello nos enfrentamos a un sector tradicionalmente conservador (por la propia exigencia y prudencia que exige la naturaleza de su negocio) en este tipo de evoluciones que siempre ha ido tras los pasos del sector financiero, aunque en una comparativa de sectores, los procesos de gestión y el tipo de relación con los clientes sea muy diferente.

El número de veces que el cliente se relaciona con su banco es mucho mayor que las que se relaciona con su compañía de seguros, siendo casi siempre cuando sufre un siniestro o una situación crítica en la que su compañía debe de dar cobertura a un daño. En este escenario, la aseguradora está obligada a rediseñar su orientación tradicional y poner al cliente en su centro de operaciones, dando valor al producto que el cliente tiene contratado. Es aquí donde la tecnología juega un papel fundamental.

Esta situación es aún más delicada en ciertos perfiles (Millenials, Generación Z) los cuales directamente, en muchas ocasiones, no son capaces de percibir el valor que les puede ofrecer pagar un dinero por un seguro y no tienen sentimiento de identificación con su compañía. Conseguir la comercialización de productos orientados a estos nuevos perfiles, a través de canales disruptivos y nuevas modalidades (microseguros, seguros basados en hábitos saludables, seguros basados en buenas prácticas como “pay as you drive”) se convierte en un objetivo claro de las compañías y la tecnología es el catalizador para lograrlo a través de IoT (Internet de las cosas, mundo conectado) y la Inteligencia Artificial con sus modelos predictivos de aprendizaje automático.

Detectar los puntos de fricción que tienen actualmente las entidades aseguradoras con sus clientes y mejorarlos a través de la tecnología se ha convertido en objetivo principal en un sector en el que las Insurtech juegan un papel dinamizador fundamental, aportando una metodología y una visión renovada orientada a la maximizar la experiencia del cliente en su relación con las compañías de seguros.

Digitalizar el proceso de solicitud de autorizaciones médicas, ofrecer de una manera sencilla la posibilidad al asegurado de provisionar los datos de su siniestro, digitalizar el proceso de verificación de un riesgo previo a la contratación a través del vídeo emitido desde su terminal o ser capaces de realizar una contratación completamente online de un producto sin necesidad de firmar contratos en papel y con identidad digital, son objetivos que todas las compañías del sector asegurador tienen encima de la mesa.

Todas las técnicas de Big Data y Machine Learning deben de dinamizar los procesos de segmentación de clientes para ofrecerles una oferta mucho más especializada que permita al asegurado percibir un mayor valor a su seguro, y que las compañías conozcan mucho mejor a sus clientes.

Dentro de la red de comercialización, agentes inteligentes basados en técnicas de Inteligencia Artificial, que automáticamente puedan recomendar los mejores productos y ofertas comerciales en función de los riesgos o propiedades que tenga el asegurado y de sus hábitos de vida, vienen también a revolucionar la red de mediadores de las entidades aseguradoras. Este proceso no afecta solo a las compañías de seguros sino a todos los actores del sector del seguro.

En un sector tan regulado a través de entidades centralizadas, Blockchain aparece como una tecnología descentralizada que viene a romper con muchas de las dinámicas tradicionales en el sector. Disponer en un almacenamiento seguro, no centralizado, que permita almacenar todo el historial de siniestros asociado a un riesgo, en el que todas las partes confíen y que permita que las compañías ofrezcan productos de valor a los asegurados de una manera proactiva podría ser algo realmente disruptivo que aportaría un valor inmediato a los asegurados y que podría evitar escenarios de fraude que actualmente impactan en los resultados de las compañías.

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