¿Ha llegado el momento de poner en marcha la geoingeniería?
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¿Ha llegado el momento de poner en marcha la geoingeniería?

La geoingeniería es un concepto muy poco conocido por el momento y que despierta bastante controversia entre los que sí lo conocen. Por un lado nos encontramos con una serie de iniciativas que quieren ayudar a resolver uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la humanidad en estos momentos, pero por otro lado se desconocen las posibles consecuencias adversas que estas propuestas pueden provocar sobre el planeta.

Una posible definición de la geoingeniería sería: aquellas técnicas que están especialmente pensadas y desarrolladas para influir en el clima terrestre estipulando como su propósito combatir el calentamiento global. Para ello se formulan teorías científicas que abordan el problema del cambio climático y se desarrollan estrategias encaminadas a la manipulación intencional a gran escala del clima planetario, para contrarrestar así el calentamiento global. En base a esto, los métodos de la geoingeniería se catalogan en dos categorías principales: la​ gestión de la radiación solar que incide sobre la superficie de la Tierra y la reducción del dióxido de carbono que se emite a la atmósfera.

Una vez que tenemos el contexto sobre el tema al que vamos a dedicar este artículo, vamos a conocer a continuación algunas iniciativas que nos ayudarán a entender mejor el tipo de experimentos que se proponen en el ámbito de la geoingeniería.

Propuestas científicas para comenzar a aplicar la geoingeniería

  1. Científicos de la Universidad de Harvard tienen previsto llevar a cabo a lo largo de este año un experimento llamado SCoPEx,  a través del cual van a lanzar dos globos a la estratosfera, a una altura de aproximadamente 20 kilómetros, que rociarán primero agua y posteriormente carbonato de calcio en la parte suroeste de la atmósfera sobre Estados Unidos. Posteriormente observarán cómo se dispersan estas partículas en la atmósfera, generando el denominado «velo estratosférico», con la capacidad de reflejar la luz solar y, en consecuencia, reducir el calentamiento de la atmósfera. A diferencia de otros experimentos de este tipo que se han planteado anteriormente con el mismo objetivo, la utilización de carbonato de calcio en lugar de aerosoles de azufre permitirá evitar el efecto que estas sustancias pueden producir al destruir la capa de ozono.
  2. Un estudio conducido por científicos de las Universidades de Illinois y de Maryland ha revelado un descubrimiento muy interesante sobre los efectos que se pueden producir en los desiertos cuando en ellos se llevan a cabo instalaciones para la producción de energías renovables. En concreto, a través de esta investigación se ha descubierto que cubrir el Sáhara de paneles solares y aerogeneradores aumentará la tasa de lluvias, lo cual a su vez puede generar condiciones favorables para la aparición de vegetación y para que incluso puedan ponerse en marcha iniciativas agrícolas. Este fenómeno es debido a que los aerogeneradores moderan la temperatura gracias al desvío con sus palas del aire caliente y a que los paneles solares contribuyen a dar sombra, con lo cual durante el día la superficie está más protegida. Gracias a esto se ha observado también que las lluvias han aumentado en 1,12 mililitros por metro cuadrado al día en la región del Sahel, donde ya existen granjas eólicas.
  3. Científicos del Instituto de Investigaciones Desérticas de la Universidad de Nevada, liderados por David Mitchell, trabajan en el diseño de un proyecto de geoingeniería que consiste en la utilización de una flota de grandes drones que surcan las latitudes superiores del planeta durante los meses de invierno, rociando los cielos con materiales extremadamente finos parecidos al polvo, con el objetivo de que se generen cristales de hielo más grandes de lo normal. Esto permitirá ayudar a disipar los cirros cuyos cristales de hielo hacen que se devuelva la radiación hacia la tierra y por lo tanto influyen en su calentamiento. De tener éxito, este experimento estaría contribuyendo a enfriar la Tierra por medio de la modificación de uno de los factores que se ha comprobado que intervienen en el calentamiento global.  Concretamente se podrían reducir las temperaturas globales hasta en 1,4 °C sobre el aumento que se ha producido desde el comienzo de la Revolución Industrial.
  4. El glaciólogo Felix Keller, de la Academia Engiadina en Suiza, está desarrollando un experimento que persigue contrarrestar los efectos del cambio climático rociando con nieve artificial el glaciar Morteratsch, situado en los Alpes suizos, que se ha comprobado que está encogiendo por la pérdida de 115 pies de nieve al año. Para ello han repartido nieve de 3 metros de profundidad sobre el glaciar de 1.300 pies cuadrados, lo cual ayudará a conocer si realmente este tipo de acciones ayuda a evitar el deterioro de los glaciares. Si el experimento tiene éxito los científicos se proponen continuar con su plan, para el cual será necesario desarrollar un nuevo tipo de máquinas de producción de nieve artificial que deberían estar alimentadas por medio de paneles solares.
  5. El científico Robert Nelson, que pertenece al Planetary Science Institute de Pasadena, propone pulverizar la troposfera superior con sal, con el objetivo de que esta pueda reflejar los rayos del sol y reducir la temperatura del planeta. Según este científico la sal no bloquearía el calor infrarrojo liberado por la Tierra, lo cual aumentaría su capacidad de enfriamiento. Además, al suceder esta acción en la troposfera, el cloro que contiene la sal no afectaría a la capa de ozono, por lo que no se produciría ese efecto adverso que podría resultar contraproducente para el planeta. Como el mismo científico indica, esta podría ser una solución paliativa para el problema del calentamiento global, aunque no una solución a largo plazo.
  6. El ingeniero marino de la Universidad de Edimburgo Sephen Salter propone rociar con agua de mar la atmósfera para que las partículas de sal que se formarían al evaporarse el agua se aglutinen en las nubes, convirtiéndolas en espejos que reduzcan la radiación solar. Para poder llevar a cabo esta operación de geoingeniería el científico ha propuesto utilizar una flota de 1.500 barcos gigantes, impulsados con energía eólica, que tengan la capacidad de succionar agua y rociarla en la atmósfera.
  7. El astrónomo Roger Angel, director de un observatorio en la Universidad de Arizona, ha propuesto un proyecto con el objetivo de reducir la radiación solar que llega a la Tierra. Consistiría en colocar millones de pequeños discos reflectores a una distancia de la Tierra de 1,6 millones de kilómetros, donde la fuerza de gravedad de esta última y el Sol se equipara, lo cual tendría como objetivo actuar como una sombrilla sobre nuestro planeta. Estos platillos que reflejarían la luz solar tendrían un sistema que les permitiría navegar según coordenadas satelitales para situarse en la zona que interese en cada momento o para conservar su posición. El científico ha propuesto que los discos sean semitransparentes, con unos 50 cm de diámetro y estén fabricados de un material ligero, inorgánico y cristalino, como puede ser el nitruro de silicio.
  8. El economista de la Universidad de Columbia Scott Barret, especializado en el desarrollo de modelos económicos para dar respuesta a asuntos globales que requieren de cooperación internacional, propone que en la lucha contra el calentamiento global es necesario desarrollar iniciativas que ayuden a extraer el CO2 que actualmente hay en la atmósfera. Esto es así porque considera que la acción por parte de los gobiernos a la hora de reducir emisiones es insuficiente y que ha llegado el momento de contemplar alternativas consideradas hasta ahora pertenecientes a un plano de ciencia ficción.
  9. Científicos del Centro de Emisiones de Carbono Negativas ,liderados por Klaus Lackner, trabajan en el desarrollo de varios modelos enfocados al secuestro de carbono atmosférico. Para ello han propuesto, por ejemplo, la creación del denominado bosque gris, un bosque artificial que tiene una eficiencia mucho mayor que la del manto vegetal natural, porque ha sido preparado en un laboratorio. Su diseño inicial se basa en la forma en la que la vegetación retiene el carbono de la atmósfera. Según los cálculos realizados por estos científicos, solo uno de estos árboles artificiales podría absorber 90.000 toneladas de CO2 en un año, lo cual es equivalente a las emisiones que producen unos 15.000 vehículos.
  10. Científicos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPPC) consideran que la bioenergía puede jugar un papel fundamental en la mitigación del cambio climático. Para ello proponen iniciativas como el desarrollo de las plantas de bioenergía, que tienen la capacidad de capturar y almacenar CO2. Estas plantas consisten en instalaciones que queman biomasa forestal, produciendo electricidad y enterrando los gases de CO2 producidos bajo tierra, con lo cual se retiran de la atmósfera los restos vegetales y la madera, cuya descomposición produciría CO2. De esta forma se puede obtener un balance negativo de emisiones.

Pasando a la acción

Tras conocer en qué estado se encuentra la geoingeniería a nivel de investigación, es buen momento para conocer algunas iniciativas que ya se están poniendo en marcha en algunos lugares del planeta en los que urge pasar a la acción.

  • El Departamento de Control de la Contaminación de la ciudad de Bangkok ha puesto en marcha una iniciativa a través de la cual se utiliza un avión con tecnología especial para provocar precipitaciones sobre la ciudad. Esta iniciativa se enmarca dentro del plan para generar lluvia artificial que pretende paliar los altos niveles de contaminación del aire en la ciudad, que se materializa a través de una neblina insalubre. La insalubridad del aire ha aumentado en Tailandia en los últimos años debido al aumento de los incendios provocados en la agricultura, la actividad industrial, la construcción y el tráfico de vehículos.
  • El gobierno Chino está realizando en la región del Tíbet la mayor acción de geoingeniería desarrollada hasta el momento a nivel global, con el objetivo de aliviar la sequía que se vive en el noreste del país. Para ello se está utilizando una tecnología diseñada por una agencia aeroespacial del Estado, la China Aerospace Science and Technology Corporation. La intervención se va a realizar en un área de 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Para lograr que la lluvia artificial se produzca se instalarán decenas de miles de cámaras de combustión en crestas empinadas y orientadas al sur de las montañas del Tíbet, en las cuales se quemará combustible sólido que generará yoduro de plata que, al ser impulsado por las corrientes de aire de los vientos monzones que proceden del sur, ascenderá a las nubes y hará que se produzcan las esperadas lluvias.

Los riesgos de la geoingeniería

Como ocurre con cualquier intervención humana sobre el medioambiente, debemos ser muy cuidadosos a la hora de producir desequilibrios que puedan afectar de forma importante a los ecosistemas, tanto en lo que se refiere a los seres vivos, como en los aspectos relativos a la geología o la atmósfera. En este sentido, el gran riesgo lo encontramos en los daños colaterales o en efectos secundarios que pueden producir estas acciones sobre la atmósfera.

Tenemos que hacer lo posible para evitar que el remedio sea peor que la enfermedad y aquí es donde se centran las principales resistencias que pueden producirse a nivel social frente a las actividades relacionadas con la geoingeniería. Porque está muy bien que logremos utilizar la tecnología para luchar contra el calentamiento global o los efectos de la contaminación, pero esto debe hacerse únicamente si sabemos que no vamos a causar un daño aún mayor en el planeta.

Entre los riesgos que presenta la geoingeniería podemos hablar, por ejemplo, del efecto de enmascaramiento de los problemas ambientales que produce la actividad humana. Esto es debido a que si impulsamos acciones para reducir la temperatura del planeta pero no intervenimos en las causas que lo han provocado, estaremos evitando problemas como el aumento del nivel del mar y la desertización.  Sin embargo, no estaremos actuando para evitar que se siga contaminando la atmósfera con sustancias que además de ayudar a aumentar la temperatura del planeta, ponen en peligro la salud de las personas y en general de los seres vivos.

La Inteligencia Artificial como mejor aliado para la geoingeniería

En estos momentos es muy difícil evaluar los posibles problemas por efectos secundarios que se podrían producir en el caso de efectuar intervenciones de geoingeniería sobre la atmósfera. Por suerte, comenzamos a disponer de las herramientas que nos pueden ayudar a salir de esta situación. Se trata de la posibilidad de utilizar la Inteligencia Artificial para crear modelos que simulen los efectos sobre el planeta que podrían producir las acciones llevadas a cabo a nivel de geoingeniería, teniendo en cuenta millones de parámetros que hasta hace poco eran imposible gestionar. De esta forma no será necesario arriesgarse a llevar a cabo actividades como rociar la atmósfera de productos químicos, si a nivel de laboratorio esto ya nos puede mostrar que sería peor. Ejemplo de ello podría ser el nivel de contaminación de la atmósfera, de las aguas o incluso al influir en la atmósfera produciendo un efecto contrario al buscado.

Precisamente en esta línea de trabajo es donde la empresa Microsoft está desarrollando la iniciativa AI for Earth, que pone a disposición de los científicos la nube de Microsoft, herramientas de Inteligencia Artificial y capacitación. El objetivo es lanzar proyectos que ayuden a mejorar la situación del medioambiente. Y precisamente el tema del cambio climático es uno de los que la empresa tiene más interés que se desarrolle a través de este programa.

Conclusión

Como hemos podido comprobar a lo largo de este artículo, la geoingeniería es una actividad que cada vez toma más fuerza en la búsqueda de soluciones al calentamiento global y la contaminación de la atmósfera. Pero aunque nos encontramos en fases aún muy preliminares para la mayoría de propuestas y experimentos, es importante comenzar a tenerlo en cuenta. Por dos razones: por un lado, para apoyar aquellas iniciativas que demuestren que pueden ser beneficiosas para el planeta; y, por otro lado, también es importante ser conscientes de los riesgos que estas acciones pueden conllevar y trabajar para minimizarlos o eliminarlos. Lo que está claro es que la humanidad no puede permitirse abstraerse de este problema del medioambiente y es necesario pasar a la acción.

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