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Esto no es una crisis, es la explosión de una burbuja

Publicado el 17 noviembre, 2022

Permitidnos que hoy nos volvamos a salir un poco de la temática habitual de tecnología e innovación para volver a hablar de finanzas, aunque sin duda que el tema tiene relación al respecto de las decisiones que tendremos que tomar en las empresas sobre la estrategia a desarrollar en los próximos años.

Lo que queremos tratar hoy aquí surge tras leer una reflexión de David Bonilla en la que relaciona los despidos que se están produciendo en muchas empresas digitales, con una posible crisis de la industria informática, algo que puede ser así cuando consideramos como crisis el fenómeno concreto en el que las empresas recortan sus expectativas de crecimiento y correspondientemente tienen que reducir costes. Pero lo que nos gustaría poner de manifiesto es la razón para que se haya producido esta crisis y por qué debemos tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones estratégicas, especialmente de inversión.

Para ello lo primero que tenemos que exponer es la diferencia entre crisis y burbuja, porque el argumento principal de este artículo es que lo que estamos observando en el mercado es la explosión de una burbuja y no una crisis en sí misma del sector tecnológico o de la economía en general. Ya que si hablamos de crisis es cierto que lo que se produjo en 2020 por la pandemia sí que fue una crisis, o lo que se está viviendo ahora mismo con la guerra en Europa Oriental también lo es, pero no está tan claro que lo que sucede en la economía en general sea una crisis provocada por los dos fenómenos anteriores o son más bien las consecuencias del pinchazo de una burbuja financiera.

La hipótesis de partida para considerar que esto en general no es una crisis sino la explosión de una burbuja trata de explicar que el crecimiento que han experimentado las empresas tecnológicas y también otros muchos activos, no ha venido determinado por la inversión debido a las expectativas propias de crecimiento de los activos, sino por el exceso de liquidez que ha provocado lo que podríamos denominar como una burbuja crediticia. Dicho de otra forma, como había mucho dinero para invertir, la valoración de los activos ha subido muchísimo y mucho de ese dinero lo han dedicado las empresas a crecer, por ejemplo contratando mucha gente. Un escenario que ahora ha cambiado y esto se ve reflejado en despidos, entre otras cosas.

Y la razón del exceso de liquidez no ha sido otra que la excesiva impresión de dinero por parte de los bancos centrales y la forma en la que se ha repartido ese dinero, que como bien explica el Efecto Cantillon, ha llegado primero a aquellos que más tienen y podían recibir préstamos debido a su capacidad para aportar avales. Pero el problema ha sido que estas personas, muchas de las cuales ya son ricos, en lugar de gastar ese dinero en bienes de consumo lo han invertido en activos financieros, especialmente aquellos más especulativos, como son las acciones de empresas tecnológicas y las criptomonedas.

Siguiendo con el Efecto Cantillon, podemos ver que desde que se empezó a potenciar el acceso al crédito imprimiendo demasiado dinero y con tipos de interés muy bajos, este dinero ha tardado mucho en llegar a los que sí que querían gastarlo, como pudimos ver tras las crisis financiera de 2008 donde se endurecieron muchísimo las condiciones para acceder a los créditos. Y esta es la razón por la que la inflación ha tardado tanto en dispararse, porque durante años los bancos centrales intentaban impulsar la economía imprimiendo dinero pero lo único que lograban era la revalorización de los mercados financieros.

Por lo tanto en el momento en el que los bancos centrales empiezan a preocuparse por controlar la inflación y para ello comienzan a subir los tipos de interés, ya no le vale tanto la pena a la gente endeudarse para invertir, lo que provoca el estallido de la burbuja que llevamos viendo desde comienzos de año. Ahora bien, lo que tenemos que pensar aquí es cómo afecta esto específicamente a los negocios digitales y cómo puede ser su futuro al respecto cuando las aguas vuelvan a su cauce.

El caso de las empresas digitales

Las empresas digitales tienen todo el futuro por delante y esta crisis que están atravesando no es más que una regularización de las valoraciones que habían adquirido en los mercados. Lo que no es lógico es que empresas como Peloton, por mucho que la gente quisiese hacer ejercicio en casa en tiempos de pandemia, llegase a vale más de 50.000 millones de dólares, cuando su facturación no alcanzaba los 4.000 millones de dólares y sobre todo considerando que más allá de dar beneficios, la empresa perdía al año casi 200 millones de dólares.

Así que como te puedes imaginar lo que estamos viendo en estos momentos en el sector digital es un efecto similar al ocurrido en el año 2.000 con la burbuja.com, a diferencia de que en esta ocasión los modelos de negocio de muchas de estas empresas son sólidos, pero lo que no se sostiene son sus valoraciones porque son fruto sobre todo de la especulación provocada por la facilidad para invertir a crédito y no reflejan tanto la expectativa del negocio a largo plazo.

Entonces, ante este escenario lo que vemos es que esta regularización de los precios supone una gran oportunidad para invertir en un sector que ahora sí puede reflejar valoraciones acordes a su actividad y crecimiento natural, donde no cabe ninguna duda que la sociedad en su conjunto evoluciona hacia una mayor digitalización, lo cual seguirá beneficiando a estas empresas respecto a las del resto de sectores de la economía.

Cuando las DeFi no son Descentralizadas

Con las finanzas descentralizadas, las DeFi, como parte del ecosistema Crypto, lo que ha ocurrido es un poco diferente, porque aunque su crecimiento en valoraciones también ha venido reflejado por la capacidad para acceder al crédito, la realidad es que este sector ha replicado las malas prácticas del sector financiero tradicional a la hora de imprimir más dinero del que se debería, generando una especie de burbuja crediticia al cuadrado.

Lo que han hecho muchos proyectos de DeFi es imprimir Tokens, que se consideraría equivalente a dinero, pero sin ningún tipo de respaldo al respecto de riqueza generada o valor aportado. Del mismo modo que un banco central imprime dinero sin que esto sea un reflejo de que la riqueza de un país crece, porque no aumenta su PIB, por lo que genera una burbuja crediticia, lo que han hecho las empresas DeFi es crear tokens sin que esto se vea acompañado por una utilidad ofrecida más allá de la propia especulación y sobre todo contraviniendo la propia definición de DeFi al no hacerlo de manera verdaderamente descentralizada.

Un ejemplo muy representativo de esto es lo que ha ocurrido en la última semana con el token de FTX y en general con esta empresa dedicada a las finanzas descentralizadas, porque una vez que se ha comprobado que de descentralizado no tenía nada,  porque sus fundadores podían hacer y deshacer a su antojo, todo el castillo de naipes se ha venido abajo. Por esto es tan importante que si se quiere construir un nuevo modelo financiero que realmente no esté a expensas de los intereses particulares, se trabaje especialmente en lo relativo a la descentralización, como se ha hecho especialmente en Bitcoin, que de todo el ecosistema crypto y DeFi es lo único que realmente se ha mantenido descentralizado.

El fiasco del Metaverso

Si nos fijamos en la cotización de Meta, o en la de Decentraland, parece que estamos viendo un nuevo episodio a lo Second Life, porque ya no es solo una cuestión de exceso de expectativas a nivel de negocio, sino sobre todo también en cuanto al uso por parte de la gente o la utilidad ofrecida. ¿Tiene futuro el metaverso? futuro tiene, lo que no tenemos nada claro es cómo de cercano está ese futuro y sobre todo qué falta a nivel de tecnología y usabilidad para que pueda decirse que ofrece las condiciones adecuadas para su masificación.

Lo primero que tenemos que considerar en este punto es cómo de madura está la tecnología necesaria para que la experiencia del usuario del metaverso sea óptima y aquí queda claro que aún hay mucho por hacer. Empezando por la Realidad Virtual que aún tiene muchos problemas en cuanto a las sensaciones que percibe el usuario, por ejemplo en lo relativo a mareos, y siguiendo por la propia necesidad que puedan tener las personas de amplificar la experiencia que ahora tienen cuando usan videojuegos, redes sociales o apps de citas, para tenerlo todo en un mismo lugar.

Luego, por arrojar un poco de optimismo en este ámbito, seguramente va a ser muy interesante todo lo que suceda en el momento en el que la Inteligencia Artificial se incursione en el desarrollo del metaverso, algo que ya ha sucedido en el diseño de videojuegos donde tiene un papel importante, por ejemplo para la creación de escenarios, vestuarios y demás, pero que seguramente tenga un impacto mucho mayor cuando no solo se utilice para diseñar estructuras sino también experiencias.

Así que viendo los grandes avances que se han producido en los últimos meses en el uso de la Inteligencia Artificial para la generación de imágenes, textos, vídeos y música, lo lógico sería pensar que todo eso se va a trasladar poco a poco al metaverso y entonces sí que se marque la diferencia entre un tipo de metaverso que es la suma de muchas cosas a ser algo realmente novedoso y diferencial.

Conclusión

Para avanzar en este tiempo en el que nos ha tocado vivir, y en el que además se vive mejor que nunca, tenemos que ser muy conscientes de las enseñanzas que nos han dejado los filósofos de la antigüedad, a saber:

  • Sócrates con «el solo sé que no sé nada» nos invita a ser conscientes de nuestra ignorancia con el objetivo de desarrollar el afán por aprender, por sentir la necesidad de aprender cada día para ser mejores, porque es a través de las ganas de aprender como iremos descubriendo cómo se van desarrollando los acontecimientos y cómo podemos tomar ventaja de ello.
  • Heráclito con «lo único constante es el cambio» nos introdujo una forma de pensar donde lo importante es la capacidad de adaptación y la flexibilidad, observando lo que ocurre a nuestro alrededor y tomando partido en consecuencia, en lugar de intentar controlar o luchar contra las dinámicas naturales que tienen las personas o se producen en los mercados.

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DeSci, un paso más hacia la descentralización de la ciencia

Publicado el 16 junio, 2022

Cuando publicamos La razón por la que los medicamentos van a ser libres y ¿Tiene futuro la ciencia abierta? aún no habíamos oido hablar del concepto de DeSci, pero ahora cobra todo el sentido mucho de lo que habíamos pensado anteriormente y una parte importante de la evolución que hemos ido viviendo en los últimos años en el sector científico.

El concepto DeSci hace referencia a la descentralización de la ciencia y se apoya en las ideas de lo que ahora conocemos como Web3, que a su vez se sustenta en tecnologías como la blockchain, los tokens criptográficos y los smart contracts. Siendo su objetivo inicial eliminar los intermediarios de una de las actividades en el ámbito de la ciencia que más problemas ha estado teniendo y menos valor ha estado aportando en los últimos años, las publicaciones científicas.

El problema de la excesiva dependencia de las publicaciones científicas

Las publicaciones científicas, tipo Science, Nature, Phys, Lancet, …, han llegado a tener un poder e influencia tan grande en el ámbito de la ciencia como muchos periódicos tuvieron en su momento en el ámbito social y político, con los problemas de ineficiencia y corrupción que eso conlleva. Y si la aparición de Internet ha reducido considerablemente el poder de los medios de comunicación masiva en los últimos años, lo lógico es pensar que acabará ocurriendo igual con las publicaciones científicas.

Lo malo es, que igual que se puede decir que no existe el político que no sale en los periódicos, tampoco existe el científico al que no le publican las revistas de referencia de su actividad investigadora y por lo tanto se genera una relación de dependencia tan grande que se va a tardar tiempo en solucionar. Pero si en el caso de la prensa ya hemos visto que es posible, porque ya existen personas que tienen más audiencia en su blog o canal de streaming, que la audiencia de muchos de los medios de comunicación, lo mismo podría ocurrir con los científicos que decidan publicar por su cuenta y dejar de depender de las revistas científicas tradicionales.

Al fin y al cabo la ciencia estuvo funcionando durante mucho tiempo sin necesidad de estas revistas, e incluso sin la dependencia de la financiación pública, que es otro de los problemas que vamos a comentar a continuación, porque en las épocas de Newton, Darwin o Fleming, la ciencia también avanzaba gracias a algo tan sencillo como la correspondencia postal y los congresos científicos, algo que perfectamente se puede replicar en la actualidad, potenciándolo enormemente gracias a las tecnologías digitales y prescindiendo de los intermediarios que han dejado de aportar valor con su actividad.

Por ejemplo pensemos en cómo realizaba la actividad un científico del siglo 19, como Charles Darwin, mandando cartas a sus colegas científicos y realizando sus propias publicaciones en el momento en el que sus teorías habían sido suficientemente contrastadas entre pares. Esto ahora gracias a Internet, los blogs, las redes sociales, los podcasts, … puede lograrse de una forma mucho más rápida y contundente, pero implica que el científico vuelva a hacer esa labor de «escribir cartas a sus colegas» en lugar de pasar el tiempo esperando que la revista de turno decida reconocer los méritos de su investigación.

La descentralización de las publicaciones científicas

Ahora cualquier científico que apueste por divulgar su trabajo a través de Internet puede lograr mucha más audiencia que la que tienen las publicaciones científicas, ¿pero cómo se puede replicar los aspectos relacionados con la reputación que aportan estas revistas? ese mérito también hay que ganárselo, pero a medida que las revistas vayan perdiendo ese posicionamiento y que haya más casos de éxito de científicos que se salen de los cauces habituales, la situación acabará cambiando, primero poco a poco y luego de repente.

La descentralización de las publicaciones científicas ya ha comenzado y la historia se parece mucho a lo que ha ocurrido en ocasiones anteriores con sectores como la política o la música. Si los periódicos no quieren publicar todo lo que he descubierto relacionado con la corrupción política, monto Wikileaks. Si las discográficas tienen un control excesivo del sector musical, monto BitTorrent. Si las revistas científicas se han convertido en lobbies que condicionan enormemente el desarrollo de la ciencia, monto Sci Hub.

Así en 2011 la desarrolladora de software y neurocientífica Alexandra Asánovna Elbakián abrió la caja de pandora de la divulgación de la ciencia y ahora ya sabemos cómo es el camino que debemos recorrer para devolver a los científicos el poder sobre su trabajo, desintermediando a las publicaciones científicas y a ser posible también el sistema de financiación público de la ciencia, que también tiene muchos inconvenientes y en el que también existe muchas ineficiencias y corrupción.

Además Alexandra no está sola, desde entonces se ha generado todo un movimiento para promover la ciencia abierta, como es el caso de OSF, una plataforma abierta y gratuita para apoyar la investigación y facilitar la colaboración entre los científicos, que lleva al mundo científico las ideas del movimiento Open Source surgido en el ámbito del desarrollo de software.

El problema de la excesiva dependencia de la financiación pública

Relacionado con el tema anterior, es importante saber que la financiación de la ciencia depende en parte de que los proyectos de investigación logren determinado número de publicaciones en revistas de su sector, del mismo modo que las carreras de los científicos, por ejemplo en el ámbito de la investigación universitaria también tiene una enorme dependencia de esa actividad editorial.

El problema es pensar que debe ser el Estado el que financie la ciencia, porque esto genera una situación terrible cuando acaban siendo los políticos y no el mercado, quienes deciden qué merece ser investigado y qué proyectos científicos vale la pena apoyar. De esta forma cada año se desperdicia muchísimo dinero en investigaciones que no tienen ningún sentido, por el mero hecho de que alguien ha sabido vendérselo mejor al político que toma las decisiones de los fondos públicos, pero por otro lado mucha investigación que sería muy beneficiosa para la sociedad no es capaz de salir del laboratorio porque no cuenta con los contactos o influencias suficientes.

DeSci es el futuro de la ciencia

Cuando dijimos que Descentralizado es mejor no lo aplicamos a un sector de actividad específico, aunque bien podríamos haber hablado de las finanzas y desde luego, como estamos tratando hoy, de la ciencia. Entonces para hablar de Ciencia Descentralizada primero tenemos que hacer referencia a la tecnología que lo hace posible y luego volver a la parte más filosófica del asunto porque al final es lo que marca la diferencia. En cuanto a tecnología hay que decir que ha sido el desarrollo de blockchain, los tokens y los smart contracts lo que ha hecho posible que ahora estemos hablando de la posibilidad de desintermediar a los intermediarios tradicionales de este sector.

Con la blockchain tenemos la base de datos inmutable sobre la que se puede articular todo un modelo de certificación de la titularidad de las investigaciones, con el reto de lograr que la red sobre la que funcione sea descentralizada, algo que pocas redes de blockchain han logrado aún.

Con los tokens se puede montar toda una economía descentralizada que ayude a financiar los proyectos científicos y que permita que cualquier persona se pueda convertir en financiador, mecenas o inversor de estos proyectos, reduciendo de paso la dependencia que tiene la ciencia de la financiación pública.

Con los smart contracts se pueden articular muchas de las interacciones que se producen en el ecosistema de la ciencia, desde cómo se produce, cómo se divulga, cómo se comercializa y cómo se reparten los beneficios entre todos aquellos que han formado parte del proceso.

Y además de todo esto tenemos las DAO, donde confluyen estas tres tecnologías, de forma que se puedan construir organizaciones, que busquen todo tipo de fines en el desarrollo de la ciencia, desde aquellas que funcionan de manera transversal para potenciar determinado tipo de investigaciones, a las que lo hagan de forma específica para la realización de una investigación concreta.

De esta forma las DAO en el futuro se pueden configurar como una alternativa real al problema actual que tienen los científicos que se encuentran con muchísimas dificultades para emprender, por la complejidad que supone su dependencia de los fondos públicos, por el poco tiempo disponible al tener que dedicarle muchísimo tiempo a investigar, o incluso a realizar labores administrativas y de docencia.

Las DAO podrían ser también la forma en la que mucha gente que no son científicos se vuelvan protagonistas en este sector, del mismo modo que ha ocurrido en el ecosistema crypto, donde mucha gente está aportando valor desde su especialidad (tecnología, contenidos, marketing, legal, gestión, diseño, ventas, …). Imagina poder convertirte en socio de una empresa del mundo científico sea cual sea tu actividad profesional.

Y para saber más sobre DeSci puedes seguir la actividad de DeSciWorld y leer la guía realizada por Sarah Hamburgo.

Un número creciente de científicos y emprendedores están aprovechando las herramientas de la cadena de bloques, incluidos los contratos inteligentes y los tokens, en un intento por mejorar la ciencia moderna. En conjunto, su trabajo se conoce como el movimiento científico descentralizado o DeSci. Todavía en su infancia, DeSci se encuentra en la intersección de dos tendencias más amplias: 1) los esfuerzos dentro de la comunidad científica para cambiar la forma en que se financia la investigación y se comparte el conocimiento, y 2) los esfuerzos dentro del movimiento centrado en las criptomonedas para cambiar la propiedad y el valor de intermediarios de la industria.

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La Inversión de Impacto y los ODS

Publicado el 01 julio, 2021

Dentro del Observatorio ODS TECH hemos decidido explorar otra vertiente muy cercana a la relación entre nuevas tecnologías y ODS. Como ya hemos visto, las startups van incorporando en su propósito cuestiones directamente relacionadas con los diferentes ODS. Ofrecen por tanto servicios de impacto que se deberían de valorar, y una de las formas de asignarle valor a proyectos, servicios y productos es a través del dinero.

Por ello, vamos a tratar en este artículo la inversión de impacto, que busca justamente proveer de recursos financieros a las iniciativas empresariales con impacto.

Este artículo ha sido realizado por Anke Schwind con la colaboración de Angela Impact Economy y el conocimiento y la experiencia de su equipo para entender el panorama general, por un lado, y el marco específico del Corporate Impact Venturing.

Empezamos por lo básico para situarnos. Y en esos casos viene bien la ayuda de la Wikipedia y su definición de inversión:

El vocablo inversión lleva consigo la idea de utilizar recursos con el objetivo de alcanzar algún beneficio, bien sea económico, político, social, satisfacción personal, entre otros. En el contexto empresarial, la inversión es el acto mediante el cual se usan ciertos bienes con el ánimo de obtener unos ingresos o rentas a lo largo del tiempo. La inversión se refiere al empleo de un capital en algún tipo de actividad económica o negocio, con el objetivo de incrementarlo.

Ahora toca extender esta concepción básica al concepto de impacto que es aquella inversión cuyo objetivo es generar un impacto social y medioambiental positivo y medible, y que al mismo tiempo genera un retorno económico financiero. La Guía práctica de Sostenibilidad y Gestión de Activos nos los resume con esta suma de rentabilidades.

La inversión de impacto, o “impact investing”, nació en el año 2007 en el seno de un grupo de profesionales de la inversión, de la filantropía y del desarrollo reunidos bajo el paraguas de la Fundación Rockefeller. Todos ellos sintieron la necesidad de crear una industria internacional que promoviera la inversión en proyectos con un claro impacto social o medioambiental. Querían trasladar el concepto de inversión a este tipo de proyectos aplicando su optimismo financiero a oportunidades de negocio en nuevas áreas en línea con el auge del emprendimiento y la proliferación de startups.

Hoy en día, el Global Steering Group for Impact Investing (GSG) está llevando a cabo esta tarea y cuenta con una red de colaboración a nivel internacional de la que España forma parte desde el año 2019 a través de SpainNAB. Además cabe destacar que se ha creado un grupo de trabajo en ASCRI (Asociación Española de Capital, Crecimiento e Inversión) para dinamizar este tipo de inversión.

Qué es ASG y qué es impacto

En el mundo de la inversión están surgiendo diferentes iniciativas alrededor de las temáticas de una inversión más social y sostenible que cabe distinguir. Empezamos con dos siglas relevantes: ISR y ASG.

ISR se refiere a Inversión Socialmente Responsable y representa un tipo de inversión más cercano a la inversión tradicional. Existen diferentes metodologías de ISR que pueden combinarse, entre ellas la exclusión, el enfoque “best in class” y el enfoque temático. La primera de ellas, la exclusión, es la metodología más popular en Europa en términos de activos bajo gestión. El objetivo de este método es evitar invertir en compañías con impacto negativo en el medioambiente o la sociedad, excluyendo ciertos sectores que contradicen los valores no financieros del inversor.

Las siglas ASG o ESG es otra metodología dentro del abanico de la ISR para analizar inversiones. Las siglas son A por criterios ambientales (en inglés, E para environment), S, criterios sociales y G para gobernanza, que ayudan a incorporar al proceso de análisis de la inversión este tipo de preocupaciones.

La inversión de impacto también busca esa triple rentabilidad como hemos visto, es decir, el propósito en estas áreas lo comparte con la ISR y los criterios ASG, pero se añade otra característica importante: hay que medir el impacto. La medición del impacto es por tanto un ingrediente esencial que ayuda a determinar la rentabilidad o el impacto generado a nivel social y medioambiental. Sin dejar de lado la rentabilidad económica. Dado que este último criterio es el que lleva guiando la inversión en general, no nos vamos a detener en este aspecto. Dejaremos tan solo constancia de que al comparar la rentabilidad de inversiones tradicionales con inversiones de impacto, la rentabilidad suele ir a la par, si no, incluso es superior en índices con criterios ASG, y además el riesgo de este tipo de inversiones es menor, como concluyó por ejemplo Morgan Stanley.

Uno de los grandes retos a la hora de medir el impacto es la falta de uniformidad y la proliferación de perspectivas diferentes para determinar los indicadores más relevantes. No podemos recoger aquí todos los estándares que existen, por lo que vamos a acercarnos a aquellos que consideramos de mayor trascendencia y que intentan aportar una visión más integradora.

Desde el plano internacional conviene destacar la Red Global de Inversión de Impacto (GIIN por sus siglas en inglés) que reúne a inversores y organizaciones del mercado de inversión de impacto. Dentro de esta red se encuentra el GSG y por su adhesión al mismo también SpainNAB que ya hemos mencionado. La GIIN cuenta con una amplia biblioteca y ofrece una herramienta que permite establecer un marco para gestionar y medir la inversión de impacto. Es una herramienta gratuita y muy completa, lo que también implica un alto grado de complejidad que es un rasgo intrínseco a todo lo relacionado con este tipo de temáticas, por lo que conviene tener claro en primer lugar con qué tipo de conocimiento contamos realmente dentro de una organización para iniciarnos en esta senda.

El mundo de la inversión de impacto está en continuo desarrollo y hace unos días el International Integrated Reporting Council (IIRC) y el Sustainability Accounting Standards Board (SASB) anunciaron su fusión para formar la Value Reporting Foundation. Un punto muy relevante es que de esta manera se van sumando iniciativas para establecer un sistema más coherente e integrador en colaboración con la Fundación IFRS y otros proveedores de marcos y emisores de estándares líderes en todo el mundo.

Los ODS aparecen mencionados en la gran mayoría de este tipo de iniciativas, plataformas y herramientas dado que representan la agenda global que debemos cumplir y por tanto guía los compromisos a diferente escala de los actores implicados en esta tarea. Las correspondencias entre los ODS y los criterios ASG u otras taxonomías existen y pueden ayudarnos a situar el impacto en este marco.

Los actores de la inversión de impacto

La emisión de inversión de impacto ha estado en primer lugar dominada por el sector público, sin embargo, esta tendencia está empezando a cambiar. Los sectores financiero y asegurador representan ya el segundo emisor en este mercado, y les están siguiendo grandes empresas con sus propias emisiones.

De momento, os invitamos a echar un vistazo al reparto por instrumentos de inversiones de impacto que hay en el siguiente cuadro que proviene del último estudio sobre inversión sostenible y responsable de Spainsif.

La evolución de la inversión de impacto que se recoge aquí muestra que las inversiones relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los bonos verdes y sociales y los fondos de inversión son las que mayor porcentaje suponen, todas ellas habiendo aumentado en relación con el año anterior. Destaca que la financiación participativa (crowdlending social…), la financiación a emprendedores ambientales/sociales y la inversión en la comunidad han desaparecido por completo en el año 2019, al menos en lo que respecta los datos recogidos por Spainsif.

Pero sabemos que no está muerto este tipo de inversión. Es más, en el panorama actual en el que surgen múltiples iniciativas relacionadas con temas ecosociales, el Corporate Impact Venturing se presenta como una herramienta de innovación acelerada para las empresas, a través de la cual realizan inversiones estratégicas en startups de impacto.

Este mecanismo de financiación de empresas a startups ofrece a la primera fórmulas mucho más eficientes y efectivas de innovar y hacer frente a retos sociales y medioambientales que directamente pueden afectar a su negocio. Por su agilidad intrínseca, las startups son mucho más flexibles a la hora de adoptar innovaciones disruptivas y tienen una gran capacidad de asunción de riesgos. Existen un amplio abanico de posibilidades de colaboración entre ambas organizaciones, que tendrá una diferente aproximación en función del grado de madurez, el impacto en el negocio y la situación del sector y competencia.

También existen Business Angels que se centran en esta temática, como es el caso de Catalina Parra que nos compartió en una entrevista algunas claves en este sentido. Como conclusión final aportamos un apunte de la misma sobre cómo localizar empresas en las que invertir. Ella hace referencia a iniciativas, plataformas y certificaciones como Ship2B, UnLtd Spain, la Bolsa Social o BCorp que tienen en su ADN la creación de impacto y facilitan por ende el trabajo al ofrecer ya una selección de proyectos con un propósito elevado.

Pero uno de los aspectos más interesantes que menciona se refiere a sus criterios más personales para establecer su cartera: Catalina elige aquellos ámbitos de impacto en los que se siente cómoda y sobre los que tiene conocimiento. Sin duda, es una opción muy sabia dada la gran variedad de temáticas que existen y que, al fin y al cabo, son las temáticas que nos van a ayudar a construir un mundo sostenible, ya que algo hemos hecho regular como humanidad hasta la fecha. Y lo que es más, Catalina extiende una invitación a todas las personas interesadas en invertir en este tipo de proyectos dado que, como subraya, aquí se trata de establecer colaboraciones y de sumar entre todos, encontrar y promover soluciones viables y sostenibles con valor.

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Sobre la financiación privada de la ciencia

Publicado el 17 diciembre, 2020

Recientemente hemos conocido la compra de Slack por parte de Salesforce, con una valoración de 27.700 millones de dólares, una cantidad que para muchos ha resultado desorbitada, pero que seguramente solo el comprador tiene derecho a justificar. En todo caso, como este tema de la valoración de negocios se basa mucho en comparativas, podemos echar la vista atrás para fijarnos en la compra de Whatsapp por parte de Facebook por 21.8000 millones de dólares o irnos al Nasdaq para ver la valoración de una empresa como Zoom cuyos accionistas valoran en 113.819 millones de dólares

La realidad es que en la última década los negocios de software realmente se han comido el mundo y lo que a finales de los años 90 se denominaba como nueva economía, es ahora una economía muy real, una Economía Digital, en la que más allá de lo desorbitado de sus valoraciones existen unas empresas digitales que son usadas por la mayoría de la población mundial y por las empresas, para comunicarse, informarse, entretenerse, comprar, hacer negocios, …

Ahora bien, quizás deberíamos pensar en cómo de sostenible resultan estos modelos de negocio hacia el futuro. No cabe duda de que en una sociedad «hedonista», como en la que vivimos en la mayoría de países occidentales, en general le damos más valor a consumismo, del que Amazon es un gran beneficiario, o al sedentarismo, del que se benefician empresas como Netflix. Lo curioso es que muchos de los creadores de estas plataformas digitales, que se aprovechan del «hedonismo» como principal filosofía de vida de la sociedad moderna, se han pasado al lado contrario, en lo que a filosofía de vida se refiere, poniendo de moda en Silicon Valley el «estoicismo», del cual comienza a haber incluso gurús, como Tim Ferriss y Naval Ravikant, que han sido además Business Angels de algunas de estas empresas digitales de las que estamos hablando.

Pero hoy no vamos a hablar de filosofía sino de ciencia, y esto que acabamos de contar, solo quería servir como introducción para destacar un concepto llamado paradoja de la prevención, que puede explicar la razón por la que los negocios de la economía digital sean más valorados y resulten prioritarios en lo que se refiere a inversión y financiación, frente a otros negocios de la economía del conocimiento, como los que se basan en la ciencia.

La paradoja de la prevención vendría a explicar de esta forma por qué a una persona le «duele» menos pagar 8 euros al mes por el acceso a Netflix, que lo que le «dolería» tener que pagar por cualquier tratamiento, producto o servicio relacionado con la prevención de enfermedades o mejora de su salud. Lo cierto es que muchas veces damos por hecho que determinados beneficios que podemos obtener, por ejemplo en relación con la salud, nos los hemos ganado por el mero hecho de pagar impuestos, pero lo que ocurre en realidad con esta actitud es que la ciencia no recibe los apoyos financieros que se merece porque nosotros no lo valoramos suficientemente.

O dicho de otra forma, si los inversores se fijan más en los negocios de la economía digital es porque los usuarios los valoramos más que los basados en la economía del conocimiento y lo malo de esto es que mucha de la ciencia que podría convertirse en innovación, para mejorar nuestras vidas, no llega a hacerlo por falta de recursos. Al final se trata de una cuestión de actitud, y queda fatal parecer derrotista, pero si hemos llegado a problemas actuales como el del cambio climático, es en parte, por la tendencia que tenemos al mínimo esfuerzo, aunque esto a largo plazo tenga graves consecuencias.

Sin embargo hay mucha gente que no se deja llevar por esta actitud y realmente valora lo que puede reportarnos un beneficio global en el largo plazo, frente a una satisfacción puntual en el corto plazo. Y entre esa gente se encuentran los científicos, que más allá de su vocación, están armados con la suficiente dosis de perseverancia para entender que los frutos de su trabajo pueden tardar muchos años en llegar, pero que cuando lo hacen también pueden estar ayudando a mejorar el mundo.

Algunos inversores también tienen ese forma de ver la vida, pero lo malo es que son los menos. Aunque desde luego no queremos criticar aquí a los que financian todo tipo de proyectos que nos hacen la vida más fácil, agradable, productiva, … debemos pensar también en todos los proyectos científicos que se quedan sin financiar porque requieren de más tiempo y de enfrentar otro tipo de dificultades para salir adelante.

Y entre las excepciones de inversores que sí que están dispuestos a apostar por la ciencia, encontramos por ejemplo a algunos Business Angel como José Luis Vallejo, que tiene entre sus participadas a las empresas de ciencia HealthyTech, NIMGenetics, MedimSight y Enzymlogic, y Pedro Antón, que también es inversor en Enzymlogic, y al que hemos pedido un testimonio al respecto de por qué ha decidido invertir en una empresa del ámbito científico:

Conocimos a las fundadoras en el foro del IESE y al grupo de inversores del que formo parte nos pareció una oportunidad muy atractiva. No habíamos invertido en Biotech, y de hecho no estamos enfocados en ningún sector o modelo de negocio, pero Patricia y Ana nos parecieron unas excelentes científicas, absolutamente comprometidas con el proyecto, con visión de largo plazo y empleo modesto de recursos. Nos encantó el servicio, del que éramos capaces de entender su funcionamiento y su utilidad para las compañías farmacéuticas: seleccionar moléculas en las etapas iniciales del funnel de investigación a bajo coste, y nos decidimos a invertir. En dos años han más que quintuplicado los ingresos y clientes, y su producto es muy citado en el sector.

El ejemplo de Pedro Antón es bastante representativo, ya que si nos fijamos en su porfolio de startups participadas, veremos que casi todas se dedican a temas digitales, pero la entrada en Enzymlogic es un buen síntoma para que cada vez haya más Business Angel que decidan diversificar a través de esta tipo de startups.

Además de estos Business Angel, entre las excepciones de inversores interesados por financiar la ciencia encontramos fondos de Seed Capital como CRB Inverbío, con un buen número de participadas, sobre todo dedicadas Biotech y Digital Health. Luego encontramos unos cuantos pequeños fondos de inversión que tienen entre sus participadas startups de Digital Health, que parecen son más «entendibles» por los inversores con experiencia participando en negocios digitales. Pero también encontramos excepciones por ejemplo con Ship2B que se dedica a la inversión de impacto y tiene entre sus participadas a startups como Cebiotex y Nostoc, de las cuales vamos a hablar más adelante.

En todo caso la pena es que estemos hablando de excepciones, tanto en lo relativo a Seed Capital como también en Venture Capital, donde por ejemplo tenemos a Bullnet con algunas startups participadas que han nacido como spin-off de diferentes universidades y centros de investigación, como son Oncovision y Multiwave.

Por lo tanto, y como conclusión hasta este momento, vemos que las opciones tradicionales de financiación privada de la ciencia no son muy amplias en España, donde la mayoría de los científicos pueden investigar gracias a contar con un trabajo como profesores de universidad, lo cual no es lo ideal en muchos casos, especialmente cuando se puede tener vocación científica pero no docente. En todo caso, es encomiable la labor que realizan muchos científicos a los que hay que reconocer el mérito seguir luchando cada día para sacar sus proyectos adelante, pese a la escasa de financiación pública disponible.

Lo que ocurre es que la otra gran alternativa a depender de la financiación pública para investigar supone emprender y tampoco para esto todos los científicos pueden estar preparados o tener esa vocación. Este problema se puede resolver en parte con la formación y mentorización, como la que se realiza a través del programa The Collider, donde los científicos puedan despejar muchas de las dudas que puedan tener a la hora de crear sus propias empresas para llevar al mercado las tecnologías que han desarrollado.

Destacar los casos de éxito puede ser otra buena forma de ayudar a que cada vez más científicos emprendan, cuando puedan ver que realmente existen opciones a la hora de financiar sus investigaciones desde el ámbito privado y aquí es donde entra en juego el Crowdfunding y algunas otras formas de financiación más allá de las mencionadas de los Business Angel, Seed Capital y Venture Vapital.

Antes de adentrarnos en el tema del crowdfunding, cuando decimos que existen otras fuentes de financiación, nos referimos por ejemplo la financiación pública para llevar las investigaciones al mercado, que es muy diferente a la que corresponde con la financiación de los laboratorios, centros de investigación, … que sigue otras vías y que no tiene por qué acabar siempre en la situación de que esa ciencia llegue al mercado. A este respecto de la financiación pública para startups científicas podemos hablar por ejemplo del CDTI para España o el EIT para Europa.

Cómo aprovechar el Crowdfunding para financiar proyectos científicos

El crowdfunding es el gran desconocido en cuanto a financiación de proyectos en general, pero sin embargo ofrece una gran utilidad y ventajas, también para los proyectos científicos, que tienen aún poco recorrido al respecto, pero donde empezamos a contar con algunos casos de éxito bastante ilusionantes.

Como seguro que sabes, las campañas de crowdfunding se suelen realizar en plataformas diseñadas específicamente para tal fin y que ofrecen ventajas importantes para los creadores, en los aspectos relativos a la gestión de las campañas. Pero además en el caso del crowdfunding de inversión está la gran ventaja de que estas plataformas cuentan con su propia red de inversores, a los que les presentan proyectos, algo que no suele ocurrir en el crowdfunding de preventa, donde es el creador de la campaña el que tiene que atraer a sus propios mecenas.

Por lo tanto, aunque en este caso el científico también debe hacer el trabajo de buscar inversores, al menos para tener lo que se denomina Lead Investor, en la mayoría de los casos las plataformas pueden aportar el grueso de los inversores, ya que precisamente si forman parte de esas plataformas es porque están interesados en acceder a proyectos en los que poder invertir.

Veamos a continuación cuáles son esas plataformas y algunos de sus casos de éxito:

  1. Capitalcell es la plataforma de crowdfunding de financiación de proyectos científicos con un mayor recorrido. En ella se han financiado hasta el momento 45 empresas de ciencia, con una recaudación total de 29 millones de euros. En la plataforma ahora hay tres campañas en fase de recaudación de fondos y una de ellas precisamente es Cebiotex que desarrolla una biomembrana biocompatible y biodegradable para la administración local de fármacos, de la cual hemos hablado anteriormente en este artículo.
  2. Crowdcube es una de las plataformas de crowdfunding de inversión más exitosas en Europa y ha financiado hasta el momento un buen número de startups españolas, sobre todo digitales, pero también podemos encontrar casos de proyectos científicos como es Regemat 3D que ha logrado recaudar 379.050 libras por parte de 575 inversores. La empresa se dedica al desarrollo dispositivos de biofabricación para crear tejidos y órganos, con el objetivo de ayudar a acelerar las investigaciones en los laboratorios.
  3. The Crowd Angel tiene la peculiaridad de haber sido promovida por un fondo de inversión en startups, además de los que más éxito han tenido en los últimos años participando en startups tecnológicas. Se trata de Inveready, que decidió crear la plataforma para dar entrada a muchos pequeños inversores que querían invertir con ellos. Amadix es una de las empresas científicas que han sido financiadas a través de esta plataforma, logrando más de 1,2 millones de euros por parte de 243 inversores, que participaron en la ronda a valoración 13,7 millones de euros.
  4. Fellowfunders es otra de las plataformas de equity crowdfunding con más actividad y en ella podemos encontrar empresas de base tecnológica y científica como es Laminar Pharma, una compañía Biotech dedicada al diseño racional de fármacos, basados en una plataforma tecnológica pionera de biología molecular denominada terapia de membrana lipídica, que ha captado 1,5 millones euros en una de las campañas de crowdfunding más relevantes realizadas hasta el momento tanto en esta plataforma como en España en general.
  5. La Bolsa Social es una plataforma de crowdfunding de inversión que está especializada en proyectos que tienen un impacto social, por eso uno de los primeros casos de éxito de la plataforma ha sido la empresa Nostoc Biotech que logró 250.000 euros para desarrollar soluciones naturales de fertilización y protección de cultivos, basadas en microorganismos vivos, lo cual tiene importantes ventajas para el medio ambiente frente a los fertilizantes y fitosanitarios tradicionales.
  6. Socios Inversores es una de las primeras plataformas de equity crowdfunding nacidas en España y que tiene más variedad en cuanto a tipo de proyectos que se han financiado en ella. En lo que a ciencia se refiere podemos fijarnos por ejemplo en la campaña de Vytrus Biotech que captó 1.169.500 euros para financiar su tecnología de cultivo de células madre vegetales, para el desarrollo, la producción y la comercialización de ingredientes activos de alto valor añadido en los mercados cosmético y sanitario.

Y para finalizar con este artículo en el que queremos destacar la oportunidad que supone para los científicos recurrir al crowdfunding de cara a financiar sus proyectos, para que estos puedan llegar de la mejor forma al mercado, veamos algunos recomendaciones a tener en cuenta para realizar una campaña con éxito.

  1. Evalúa las diferentes plataformas existentes. Ya hemos visto la mayoría de ellas y cada una puede ofrecernos ventajas determinadas, aunque la diferencia puede ser mínima, pero sí que vale la pena hablar con varias para ver qué receptividad tienen hacia tu proyecto y de qué forma te pueden ayudar. A este respecto tenemos que considerar que la plataforma puede limitarse exclusivamente a publicar el proyecto o puede hacer muchísimo más a la hora de asesorar en la creación de la campaña, darle una mayor visibilidad al proyecto en la plataforma, ayudar a resolver las dudas que puedan tener tanto el creador como los inversores, organizar presentaciones del proyecto a los inversores, incluso ayudar al emprendedor a lograr visibilidad a nivel externo, por ejemplo realizando una nota de prensa para enviar a medios de comunicación especializados o masivos.
  2. Estudia los casos de éxito. Analizar los proyectos que han tenido éxito realizando campañas de crowdfunding de inversión es una gran oportunidad para aprender de cara a diseñar una buena campaña por nuestra parte. A este respecto podemos fijarnos en el tipo de información que comparten, en cómo lo comunican, en la forma de trasladar la oportunidad que supone la inversión y sobre todo en cómo se expone la parte económica de la operación. Realizar la valoración de una empresa en sus fases iniciales es muy difícil ya que contamos con muy pocos datos de cara a realizar ese cálculo y por lo tanto ver las valoraciones de otros proyectos científicos puede ser interesante de cara a entender cómo han realizado el razonamiento al respecto del dinero que necesitan, el % de la empresa que van a dar a cambio a los inversores y correspondientemente, cuánto vale la empresa. Sobre este punto profundizaremos un poco más adelante.
  3. Tienes que hacer un plan de negocio. Aunque se trata de un trabajo tedioso, realmente vale la pena pensar algunas de las cosas que suelen aparecen en el plan de negocio. Y no estamos hablando de redactar un documento de 200 páginas, donde la mayoría del contenido ha sido inventado, porque realmente no podemos saber qué va a ocurrir con el negocio. Pero sí que es recomendable realizar algunas reflexiones y tomar algunas decisiones al respecto de cómo queremos enfocar aspectos como el equipo, el producto, el mercado, el marketing, las ventas, la financiación, …
  4. Necesitas hacer un estudio de mercado. Aquí al igual que en el punto anterior, no se trata de hacer un trabajo teórico y tradicional, como el que haría una consultora, sino entender realmente el contexto en el que se va a desenvolver nuestro proyecto, ya que es algo que seguramente van a querer saber los inversores y que nos puede resultar muy valioso, por ejemplo de cara a realizar una valoración de la empresa, si recurrimos de hacerlo por comparables con otros proyectos similares. Conocer bien el mercado en el que nos desenvolvemos también nos ayudará a generar confianza entre nuestros los inversores, clientes y proveedores, porque se trata de un indicativo del interés del emprendedor por controlar los principales aspectos que se relacionan con su negocio y no solo como podría ocurrir en este caso de conocer muy bien la técnica desarrollada pero no tener ni idea de cómo esta se puede desarrollar en el mercado.
  5. Tienes que calcular cuánto dinero necesitas. En toda campaña de crowdfunding, al igual que en toda ronda de inversión, hay una cifra de partida a partir de la cual se articulan otras y que puede condicionar mucho el éxito de la campaña. Se trata de tomar la decisión de cuánto dinero necesitas para llevar el proyecto a un siguiente nivel y para lo cual es por lo que realizas el crowdfunding, para financiar esa etapa de crecimiento. Porque toda ronda de financiación debería estar asociada con un plan y ese plan va a requerir de un presupuesto. Lo que ocurre es que esta cifra condiciona mucho todo lo demás, desde la valoración de la empresa, como vamos a ver a continuación, al tipo de inversores que pueden participar e incluso el éxito de la campaña, ya que si por ejemplo es muy elevada, supondrá un limitante al tener que llegar a más inversores o con más capital.
  6. Calcula cuánto vale tu empresa. Este es un gran problema al que se tienen que enfrentar todos los emprendedores cuando realizan una ronda de inversión y en el caso de las campañas de crowdfunding además debe ser una cifra que se conoce públicamente, por lo que está expuesta a muchas interpretaciones. El problema es que cuando se suelen realizar las rondas de inversión y las campañas de equity crowdfunding, apenas tenemos datos de negocio que permitan poder hacer una valoración extrapolando a futuro los resultados actuales, por lo tanto la manera plantearlo debe ser inicialmente en cuanto a necesidad de financiación y no tanto en cuanto a expectativa de rentabilidad. Por ejemplo si hemos calculado que necesitamos 100.000 euros, entonces ya sabemos que al menos la valoración de la empresa debe ser el doble si el emprendedor quiere conservar el 50% de las acciones de la empresa. A partir de ahí la valoración puede subir todo lo que queramos, pero con mucho cuidado de no pasarnos porque a mayor valoración más complicado será que el plan de negocio cumpla con las expectativas de rentabilidad que espera obtener el inversor.
  7. Explícalo de manera sencilla. Quizás una de las razones por las que los inversores no participan en startups basadas en investigaciones científicas está en entender el potencial de la tecnología desarrollada, por la complejidad que esto pueda tener, por lo tanto el reto del científico emprendedor está en hacer esto asequible para que los inversores puedan ver el potencial que supone, sin tener que entender perfectamente la base científica del proyecto. Lo bueno a este respecto es que cada vez tenemos más herramientas a nuestro alcance para poder explicar visualmente los aspectos principales de nuestro proyecto, como puede ser a través de infografías, mapas mentales, vídeos explicativos, … A este respecto también será muy importante la labor de divulgación que la empresa pueda realizar antes y durante la campaña, ya sea en un blog, redes sociales, concediendo entrevistas, … ya que todo ese contenido que se vaya generando ayudará a generar la tan necesaria confianza en el proyecto.
  8. Responde todas las dudas de los inversores. En una campaña de crowdfunding es muy importante mantener el pulso durante todo el tiempo que dure la captación de fondos, ya que normalmente los emprendedores ponen mucha energía en la etapa inicial pero se olvidan de mantener el interés durante la campaña, en la que aún se pueden hacer muchas cosas. Por ejemplo responder a las dudas de los inversores, lo cual resultará una forma muy buena de acercarse a ellos y de aprender para ir mejorando en base a las inquietudes que se puedan ir manifestando, al respecto de la información publicada en la campaña.
  9. Consigue Smart Money. El concepto Smart Money significa que el dinero puede aportar más valor que el puramente financiero, ya que puede venir acompañado de conocimiento, consejos, oportunidades, reputación, … Cuando un Business Angel invierte en una startup, muchas veces además de su dinero puede aportar esa parte de Smart, ya que se puede involucrar un poco en la empresa para ayudarle en diferentes aspectos, por ejemplo a nivel de consejo, generación de oportunidades o atrayendo otros inversores en próximas rondas de inversión. En el caso de crowdfunding de inversión esto también es posible, ya que podemos aprovechar para construir una comunidad de inversores, que pueden llegar a ser cientos o incluso miles, que se vuelquen en ayudarnos a lanzar con éxito nuestro proyecto. Pero para ello tenemos que hacer una labor proactiva de construcción de esa comunidad. La mejor forma de hacerlo es informándoles muy bien y contara con ellos para participar en diferentes iniciativas que se puedan ir organizando en la empresa a lo largo del tiempo.

Como hemos visto, el crowdfunding es una buena oportunidad para la financiación de proyectos científicos, así que vale la pena conocerlo y tenerlo en consideración por parte de aquellos científicos e inversores que quieran cambiar el modelo actual hacia uno futuro donde la economía del conocimiento tenga una mayor relevancia en nuestra sociedad.

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Lo que el crowdfunding está haciendo por la innovación

Publicado el 24 febrero, 2017

Vamos a ponernos en la mente de un inventor que hace 10 años tenía la idea de crear un nuevo producto y se enfrentaba a la situación de convertir su idea en una realidad. En ese momento podían suceder dos cosas. Primero que el inventor evaluase las opciones para convertir la idea en un producto real que llevar al mercado y se pusiese a trabajar en ello, por lo que se convertía en emprendedor. Tras dedicar mucho tiempo y arriesgar mucho dinero, llegase al momento de tener su producto listo para que un primer cliente estuviese en situación de querer comprarlo. La segunda opción es que ese mismo emprendedor, tras hacer una evaluación pormenorizada de todo lo que era necesario hacer para convertir su idea en un producto, decidiese no hacerlo, por no verse preparado para afrontar dicho reto o por otro tipo de razones, por lo que su idea pasaba a quedar guardada en un cajón. Por desgracia esta segunda opción es la que ha estado sucediendo la mayoría de las veces por falta de opciones para los emprendedores. Sigue leyendo -> Lo que el crowdfunding está haciendo por la innovación

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