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El arte de hacer preguntas

Publicado el 19 diciembre, 2022

Es fantástico estar viviendo en directo la última revolución tecnológica, y no me hablamos de lo de la fusión nuclear, de lo que también habrá que hablar en algún momento, sino a los grandes avances que estamos viendo en las últimas semanas desde el lanzamiento de la Inteligencia Artificial Generativa de textos ChatGPT y el aumento considerable del uso de las herramientas correspondientes para la generación de imágenes.

Lo que está ocurriendo estos días se parece bastante a lo que hemos vivido en otras ocasiones los veteranos de Internet, pero como hablamos de tecnologías exponenciales, todo ha ocurrido mucho más rápido y está teniendo un impacto mucho más grande. Ejemplo de ello es el tiempo que ha tardado ChatGPT en alcanzar 1 millón de usuarios, apenas 5 días, respecto a los 10 meses que por ejemplo tardó Facebook en lograr una cifra similar.

De esta forma podemos fijarnos en el pasado para entender las implicaciones que tendrán las Inteligencias Artificiales Generativas, comenzando por la popularización de la Informática e Internet, que hicieron posible posteriormente la aparición de los navegadores, las webs, los buscadores, el comercio electrónico, los blogs, las redes sociales, las plataformas de economía colaborativa, el software como servicio, las apps de mensajería, el Bitcoin, …

Pero para entender mejor lo que está ocurriendo es mejor fijarse en algunas herramientas concretas que han permitido que cualquier persona pueda realizar cambios significativos en la forma de hacer su trabajo, porque eso al fin y al cabo es lo que parece ser la principal utilidad que vamos a obtener de esta tecnología, poder trabajar codo con codo con la Inteligencia Artificial.

Y por verlo con un ejemplo podríamos asemejar lo que está ocurriendo tras la aparición de ChatGPT con la aparición de WordPress, como herramientas pensadas para un uso popular, lo que ocurrió en su momento con WP es que millones de personas pudieron convertirse en creadores de contenidos y usar esta herramienta de software para realizar campañas de marketing y dar a conocer sus productos, lo cual ha producido importantes cambios a nivel de comunicación.

Del mismo modo con ChatGPT vamos a vivir un salto exponencial en la forma en la que la gente crea contenidos y los difunde a través de la red, pero no solo contenidos, también estrategias, código, proyectos y todo tipo de iniciativas que se van a poder desarrollar a partir de la puesta a disposición del público de esta herramienta tan potente y versátil. Veamos algunos ejemplos de buen uso de esta tecnología:

  • Chema Cepeda explica que ChatGPT puede servir para traducir a un lenguaje entendible los informes médicos que muchas veces son muy difíciles de entender por las personas que no tienen conocimientos específicos al respecto.
  • Ammaar Reshi ha creado un cuento completo para niños en un fin de semana usando las GenAI, principalmente ChatGPT y MidJourney, e incluso lo ha puesto a la venta en Amazon.
  • GuyParsons cree que podía ser buena idea usar una GenAI para sacarle mayor provecho a otra GenAI, así que ha usado ChatGPT para mejorar la redacción de las instrucciones que le aporta a MidJourney para crear imágenes.
  • María del Mar Sánchez está usando ChatGPT para la redacción de actividades que realiza en sus clases, consciente de que sus alumnos lo usarán para hacer las tareas, ella no quiere desaprovechar las opciones que le ofrece esta tecnología.
  • Pablo Renaud está conversando con ChatGPT al respecto de las ideas que tiene para su nuevo libro y por lo que parece la GenAI le ha ayudado a salir de uno de esos típicos bloqueos del escritor.
  • Elen Irazabal ha usado ChatGPT para redactar un contrato de arrendamiento y también para hacer otras actividades relacionadas con su actividad llevando la tecnología al ámbito legal.
  • Luis Miguel Ortiz también ha estado conversando con la GenAI para intentar entender mejor por qué se llevan a cabo determinadas políticas a nivel económico.
  • Felipe Mendiguren no piensa que este tipo de aplicaciones vaya a acabar con los programadores, de hecho está ayudando a su hijo que quiere aprender a programar para que lo use y con esto lograr una ventaja competitiva en el futuro.
  • Carlos Azaustre también cree que esta herramienta no es una amenaza para su trabajo o que en caso de serlo él no piensa quedarse parado esperando a ver qué pasa, por eso ha empezado a crear aplicaciones web usando ChatGPT.

No son las respuestas, son las preguntas

La frase «el arte de hacer preguntas» surgió en una reunión de esta semana donde sngulares y leinners nos juntamos para trabajar en nuevos proyectos a desarrollar usando las GenAI, la cual es muy representativa de la actitud que debemos afrontar cuando comencemos a usar esta herramienta. Porque el problema principal que observamos en estos momentos es que la mayoría de críticas que se están produciendo hacia esta tecnología provienen de gente que intenta usarlo para lo que no ha sido diseñada. Así por ejemplo, cuando hacemos una búsqueda en Twitter por la palabra ChatGPT encontramos casos como los que enunciamos a continuación:

  • Preguntar por cuestiones políticas y esperar un posicionamiento al respecto que coincida con nuestra ideología.
  • Hacer preguntas retorcidas sin ningún tipo de lógica y esperar respuestas racionales.
  • Preguntar por asuntos de actualidad, a sabiendas que la IA ha sido entrenada hace meses y no puede conocerlos.
  • Esperar respuestas con resultados publicados en la red, a sabiendas de que la IA no tiene acceso a Internet en tiempo real.
  • Hacer preguntas buscando que la IA muestre sesgos y ofenderse porque efectivamente los tiene, igual que el que pregunta.

Y así podríamos seguir un rato porque como suele ocurrir siempre que algo tiene un potencial para cambiar las cosas, la novedad puede sacar de nosotros lo mejor y lo peor que hay escondido en nuestros genes. Sin embargo si nos dirigimos a esta tecnología con curiosidad, humildad y sobre todo muchas ganas de aprender, seremos conscientes del gran beneficio que podemos obtener de ella, igual que hemos podido hacer antes con otras tecnologías como la informática e Internet.

El futuro de las GenAI

Vamos a copiarnos de Carlos Santana y comentar por aquí algunas posibles opciones de futuro que surgen una vez han empezado a popularizarse las GenAI a partir de la publicación de DallE, Stable Diffusion, Midjourney, Copilot y ChatGPT:

  • Si hacemos caso al dicho «aprendiz de todo maestro de nada» podríamos pensar que aunque ChatGPT sea bastante bueno en muchas de las cosas que hace, otra tecnología basada en los mismos fundamentos podría hacerlo mucho mejor si se enfoca en una temática concreta en la que sea entrenada por profesionales con un conocimiento específico en la materia. Aquí seguro que no tardamos mucho tiempo en ver la aparición de los ChatGPT especializados en temas de derecho o de salud, como ha ocurrido ya con Socratic para las matemáticas y  Duolingo para los idiomas.
  • La integración con todo tipo de aplicaciones de software que usamos a diario va a ser otra de los grandes vías de desarrollo de las GenAI, lo cual va a multiplicar su impacto de manera increíble. Imagina a ChatGPT integrado en Excel para generar macros o a DallE integrado con Autocad para realizar imágenes de edificios, algo que de hecho ya está ocurriendo con integraciones como la recientemente realizada por Notion o las integraciones que han realizado algunos usuarios para poder usar ChatGPT dentro de Whatsapp y Telegram.
  • Una duda enorme que tenemos en estos momentos es qué ocurrirá con Siri de Apple, Alexa de Amazon y Home de Google, porque se están haciendo muchas comparaciones al respecto de la poca utilidad que ofrecen estas tecnologías y no sabemos si el problema es el que comenta Carlos Santana, de que estas empresas no se atreven a liberar todo el potencial de la Inteligencia Artificial o que realmente no han sido capaces de crear aún algo que funcione tan bien como ChatGPT.
  • Usar la informática e Internet a través de lenguaje natural en lugar de botones u otras formas variadas de interacción, es otro de los grandes cambios que podríamos ver en el futuro gracias a las GenAI, sobre todo en el momento en el que podamos usar la voz para transmitir los mensajes, el cambio en nuestros hábitos de uso de la tecnología puede ser brutal.

Modelos de negocio que pone en riesgo las GenAI

Se ha hablado mucho de que la Inteligencia Artificial puede acabar con el trabajo de aquellos profesionales que se resistan a adaptarse y evolucionar aprovechando las ventajas que pueda ofrecerle esta tecnología, pero ¿qué ocurre con los modelos de negocio que pierdan su utilidad en el momento en el que las GenAI se vuelvan populares? sin duda podría pasar lo mismo que ocurrió con los carretes de fotos con la popularización de las cámaras digitales y sobre todo con la aparición del smartphone.

  • Bancos de imágenes: va a ser muy interesante ver cómo reaccionan las empresas de bancos de imágenes como istockphoto shutterstock frente a la posibilidad de que cualquiera crear sus propias imágenes a golpe de click, sin duda todo un reto y un ejemplo de cómo un día para otro puede cambiar el modelo de negocio cuando menos te lo esperas.
  • Empresas de traducciones: sobre esto se lleva hablando ya bastante tiempo, sobre todo porque precisamente el software de traducción automático ha sido de los primeros en aprovechar el poder de la tecnología de procesamiento del lenguaje natural para ofrecer una utilidad real a las personas.
  • Instituciones educativas: cualquier organización que trabaje en el ámbito de la educación debería estar ahora pensando si prohibir el uso de ChatGPT, enseñar a usarlo o hacer como si no hubiese pasado nada. Como te puedes imaginar aquí somos partidarios de ofrecer a los estudiantes todas las opciones posibles para aprovechar al máximo esta tecnología.

¿Qué te parece todo esto? ¿Has empezado ya a trabajar codo con codo con las GenAI? nos gustaría conocer tus opiniones y experiencias al respecto.

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Café para todos

Publicado el 03 noviembre, 2022

El artículo de hoy va a ser un poco diferente ya que no vamos a hablar de metodologías ni de tecnologías, sino de algo menos concreto o práctico, aunque de vez en cuando no viene mal reflexionar sobre aquellas ideas que rondan en nuestra cabeza y que nos pueden ayudar a seguir mejorando como personas y como profesionales.

El tema sobre el que queríamos reflexionar es la razón por la cual en nuestra sociedad se valoran más las respuestas que las preguntas o dicho de otra forma, por qué aceptamos muchas respuestas como válidas sin haber pensando si eso es lo mejor para nosotros o para los que nos rodean.

Por ejemplo en lo que se refiere a valorar más las respuestas que las preguntas lo vemos claramente en el sistema educativo convencional, donde los alumnos aprueban si aportan las respuestas correctas pero no se valora ni se fomenta para nada que sean capaces de formular buenas preguntas. Del otro lado, en lo relativo a aceptar muchas respuestas como válidas vemos situaciones como la vuelta al trabajo presencial en empresas cuyos trabajadores realizan trabajo de oficina, que podrían seguir haciendo de manera remota, pero no se plantean cómo organizar el trabajo para enfocarse en objetivos que se puedan medir y no en tareas que se puedan supervisar.

Como te puedes imaginar, esta forma convencional de aprender y de trabajar, donde son más importantes las respuestas que las preguntas, están mucho más cerca de un modelo taylorista, donde la educación y el trabajo se organizan de manera supuestamente racional para maximizar su eficiencia, pero cometen el error de base de pensar que las personas somos como máquinas cuando aprendemos o trabajamos, lo cual dista mucho de la realidad.

Volviendo a hacernos preguntas, tendríamos que pensar al respecto de por qué todos cuando vamos a la escuela tenemos que aprender las mismas cosas o por qué cuando estamos en una empresa tenemos que trabajar 8 horas al día 5 días a la semana.

Pero como no somos capaces de responder satisfactoriamente a estas preguntas proponiendo modelos alternativos que realmente resulten satisfactorios para mucha gente, preferimos quedarnos como estamos y asumir las grandes limitaciones que para muchas personas suponen estos modelos basados en realidades e ideas que se han mostrado claramente obsoletas.

Por verlo con algunos ejemplos, en el sistema educativo tenemos desde hace años alternativas como el unschooling, el flipping classroom o el learning by doing, pero apenas se utilizan o incluso algunas no están permitidas por las autoridades, porque delegan demasiada responsabilidad en el aprendiz frente al que se ha otorgado el derecho de enseñar lo que considera que procede o es más conveniente.

En el ámbito del trabajo se produce la misma situación, porque por ejemplo desde que Tim Ferris publicó el libro La Semana Laboral de 4 Horas mucha gente ha sido consciente de que para tener éxito a nivel profesional no es necesario trabajar exactamente 8 horas al día 5 días a la semana, lo cual tampoco quiere decir que todo el mundo pueda ser exitoso trabajando muchas menos horas, pero al menos podemos plantearnos que puede haber otras opciones válidas más allá de la socialmente establecida en la era industrial.

Entonces el problema que nos encontramos en este punto es quién tiene la clave para salir de esta situación y evolucionar a un modelo mucho más flexible, adaptativo y personalizable, al que podríamos llamar modelo evolutivo, porque se parece mucho más a una visión de la persona que aprende y que trabaja, como ser vivo y racional, que como la máquina que muchas veces se espera que actúe siguiendo unas instrucciones u órdenes preestablecidas.

En este punto vale la pena recurrir a la filosofía para entender por qué se produce esta situación y especialmente tenemos que referirnos a las ideas de Thomas Hobbes que han tenido una gran influencia en cómo se ha organizado la sociedad occidental en los últimos siglos, especialmente en lo relativo a como se ostenta la autoridad, pero también en cómo se percibe la responsabilidad personal. Porque Hobbes abogaba por una idea mecanicista del ser humano, es decir, como una máquina natural sometida a la sucesión estricta de causas y efectos, teniendo como propiedades naturales el desear y obrar, deliberar y moverse, en función de la primera circunstancia que es el deseo.

Por lo tanto frente a esta visión de que las personas somos máquinas que aprendemos o máquinas que trabajamos, es lógico que haya mucha gente que piense que la mejor forma de organizar eficientemente el sistema educativo o el mercado de trabajo sea dando instrucciones, como se hace con una máquina, en lugar de pidiendo responsabilidad y facilitando la autonomía, como debería hacerse con las personas.

Esta situación ha llegado a ser tan extrema que algunos científicos aseguran que todo lo que ocurren en el ser humano es cuestión de química, que son las hormonas y otras sustancias químicas las que nos gobiernan, rechazando incluso que esto nos deje algún tipo de margen para actuar de la forma que comúnmente se ha denominado como racional. Y aunque es cierto que en nuestra actitud influyen infinidad de aspectos químicos y físicos, tanto internos como externos, por lo que no debemos destacar la influencia que por ejemplo tiene sobre nosotros nuestra propia microbiota, el error es reducirlo todo al extremo de que somos como máquinas con un manual de instrucciones del que algún día conoceremos todas las claves de su funcionamiento.

Por suerte la vida nos va a poniendo a cada uno en nuestro lugar y cada vez que se produce un descubrimiento, por ejemplo de cómo funciona el cerebro, este nos lleva a ser conscientes de todo lo que aún os falta por conocer, hasta el punto de pensar que sabemos mucho menos de lo que realmente nos queda aún por descubrir. Así por ejemplo vemos cómo cuando estudiamos al cerebro cómo una máquina gobernada por la química, poco a poco nos vamos dando cuenta de que hay otros fenómenos muy relevantes que pueden determinar su funcionamiento, como es el caso de la mecánica cuántica, ya que cada vez parece estar más claro de que ciertas funciones cerebrales no están determinadas exclusivamente por reacciones químicas sino que también influyen en ellas determinados fenómenos cuánticos que aún no conocemos.

Este es solo un ejemplo de la falacia del conocimiento, porque reducir el cerebro a una máquina química nos puede llevar a cometer el error de pensar que podemos controlarlo simplemente sabiendo que sustancia suministrarle, por ejemplo para mejorar su capacidad para aprender, cuando la realidad es muchísimo más compleja de lo que parece a primera vista y por eso debemos evitar la arrogancia de pensar que todo se puede controlar por el mero hecho de creer que es posible.

A esta situación que nos lleva la realidad en la que vivimos en la que cada vez sabemos más sobre muchas cosas, podríamos llamarla inflación del conocimiento, porque frente a la manera de pensar que nos lleva a considerar que cuanto más sabemos mayor control podemos tener sobre las cosas y sobre las personas, la realidad nos devuelve como contrapartida que aún nos queda muchísimo por descubrir y mucho más por entender.

De esta forma lo que hasta ahora hemos denominado como sociedad del conocimiento debería pasar a llamarse como sociedad de lo desconocido, algo de lo que nos habló Félix Lozano en la presentación de la nueva era de TeamLabs y que representa muy bien la importancia que tiene saber hacer las preguntas en lugar de tener las respuestas.

Lo malo es que hablar de desconocimiento suena peyorativo y de hecho es terrible que haya aún mucha gente que no quiera aprender, que se acomode en la ignorancia, pero por otro lado los que amamos aprender y consideramos que la vida es un viaje de aprendizaje, tenemos que partir de la idea de que gracias al desconocimiento, o de la ignorancia, evitamos el error de basar nuestra estrategia en respuestas preconcebidas en lugar de en las preguntas que nos ayudan a avanzar.

Aprender a transitar la incertidumbre, es de lo que nos hablaba también Félix Lozano, como el remedio a ese engaño que supone pensar que tenemos las respuestas, en lugar de desarrollar la habilidad de explorar nuevas opciones, de experimentar nuevas formas de hacer las cosas, de ver el error como parte del aprendizaje y el obstáculo como parte del camino. Porque cuando aprendes a ver los problemas como oportunidades se derriban muchos prejuicios y se abren muchas puertas a una nueva forma de hacer las cosas.

¿Cómo puedo aprovechar esto a mi favor?

Ahora ya dejamos de filosofar y vamos a proponer algunas ideas prácticas para enfocar esta nueva forma de pensar:

  • Dale la vuelta: si alguien te hace una pregunta, no le des una respuesta, sino hazle una pregunta, como si fueras gallego. Qué mejor forma de entender realmente lo que te está preguntando y por qué lo está haciendo, que entablar una conversación. Si te preguntan y das una respuesta, se acabó la conversación. Si te preguntan y haces una pregunta, se inicia un diálogo y un proceso de entendimiento fundamental para llegar conjuntamente a obtener la mejor respuesta posible.
  • Haz lo contrario: como comentamos hace un tiempo convertirse en un «optimistic contrarian» puede ser una forma muy buena de progresar personalmente y profesionalmente, porque como dice la canción: solo los peces muertos siguen la corriente, o dicho de otra forma, dejarse llevar por lo que hace la masa es una de las mejores formas de navegar a la deriva. Así que cuando veas que todo el mundo sigue la corriente, te debes preguntar qué camino debes tomar tú en su lugar.
  • Explora la incertidumbre: exponte a nuevas experiencias, a nuevas personas, elige el camino menos transitado, ponte en situaciones incómodas, aprende lo que nadie quiere aprender, trabaja en lo que nadie quiere trabajar, aprende como si no hubiera un mañana, estudia filosofía, psicología, neurociencia o física cuántica, porque las respuestas no están en los libros de texto, la Wikipedia está aún por escribir.
  • Exponte a los estresores naturales: la naturaleza tiene mucho que enseñarnos, porque siempre nos hace más preguntas que las respuestas que nos ofrece. El Universo es tan vasto y complejo que el hombre nunca acabará de entenderlo en su totalidad. Si lo que nos hizo progresar como especie fue luchar contra la naturaleza hasta encontrar la comodidad, ahora nos hemos pasado de la raya, no solo por destruir la naturaleza sino por el exceso de comodidad ante todo, lo cual nos ha acabado amuermando.
  • Aprende como un niño: otra idea de Félix Lozano, los niños nacen con una capacidad infinita para aprender, pero la estructura social en la que les hacemos vivir poco a poco va coartando esa capacidad de aprender porque nos empeñamos en que memoricen las respuestas en lugar de dejarles que se sigan haciendo preguntas y vayan obteniendo las respuestas por sí mismos en ese fantástico proceso de aprendizaje que implica caerse una y otra vez hasta que aprendes a caminar. Volvamos a la infancia, cambiemos experiencia por experimentación.
  • Observa e imita: la humanidad no ha llegado tan lejos exclusivamente por su capacidad de innovación, sino sobre todo por su capacidad de observar lo que le rodea e imitar aquello que resulta exitoso, porque lo cierto es que hay muchas cosas que tenemos comprobado que funcionan, que conocemos perfectamente que ofrecen una utilidad y que vale la pena aprovechar. Con esta idea de hacerse preguntas y transitar la incertidumbre no se trata de empezar de cero todo el tiempo, porque podemos aprender muchísimo de lo que otros han aprendido en los miles de años de evolución del ser humano.

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