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La sociedad de lo desconocido

Publicado el 02 February, 2023

Aunque el nombre de este artículo parezca el de una novela de suspense, de lo que hoy vamos a hablar es de un concepto que hemos aprendido de Félix Lozano que ha convertido en su propósito vital transformar la manera en la que aprendemos y usamos el aprendizaje para enfrentarnos a los retos que nos depara el futuro.

La sociedad de lo desconocido es aquella en la que se valora el descubrimiento y el aprendizaje constante, en lugar de conformarse con el conocimiento existente.

En esta sociedad se da prioridad a la exploración y al desafío de lo desconocido, se fomenta el pensamiento crítico y la curiosidad intelectual.

Se caracteriza por un enfoque de búsqueda constante del conocimiento, una actitud de apertura, disposición a aprender cosas nuevas y desafiar lo que se considera sabido.

En la sociedad de lo desconocido prima la profundidad en la búsqueda del conocimiento frente a la superficialidad del conocimiento estandarizado.

La sociedad de lo desconocido requiere que nos entrenemos en las habilidades específicas relacionadas con la capacidad de respuesta ante lo imprevisto e imprevisible.

Los cisnes negros son la representación de la sociedad de lo desconocido y la antifragilidad la capacidad a desarrollar para estar preparados ante su llegada.

La hormesis es el entrenamiento. Es duro pero vale la pena. Salir a vender a puerta fría y sobre todo cuando hace frío. No conformarte cuando te rechazan o ignoran. Considerar los obstáculos como parte del camino, porque otros se retirarán sin intentarlo.

El resurgimiento del Estoicismo

No debe ser casualidad que el Estoicismo se haya puesto de moda, más de 2300 años después de que Zenón de Citio fundara la escuela de filosofía estoica, sus ideas y recomendaciones, junto con las de otros filósofos como Epicteto, Séneca y Marco Aurelio, resultan ahora más útiles que nunca.

Solo mirando en Amazon por la categoría libros de estoicismo encontramos más de 800 resultados y si nos fijamos en las fechas de publicación vamos a ver que la mayoría han sido escritos en los últimos 3 o 4 años, además de que ha sido justo con el inicio de la pandemia cuando este fenómeno se ha disparado.

Entre esos más de esos 800 libros vamos a encontrar los clásicos de toda la vida, como el Enquiridion o manual de Epicteto, las Cartas de Séneca a Lucilio y las Meditaciones de Marco Aurelio, que probablemente sean los libros más leídos sobre estoicismo a lo largo de toda la historia. Pero también vamos a ver que a partir de la publicación de libros como El Arte de la Buena Vida de William B. Irvine en 2008, The Obstacle is the Way de Ryan Holiday en 2014 y Cómo ser un Estoico de Massimo Pigliucci en 2017, no han parado de publicarse nuevos libros sobre el tema cada mes, especialmente al comprobar lo beneficiosa que podía resultar esta filosofía de vida para afrontar los retos psicológicos que presentaba la pandemia.

Así que la filosofía estoica está de moda porque precisamente nos enseña que debemos concentrarnos en lo que podemos controlar y aceptar lo que no podemos controlar. Lo cual nos ayuda a afrontar los desafíos del futuro con una mentalidad más resiliente, ya que nos permite enfocarnos en lo que podemos hacer para mejorar nuestra situación en lugar de preocuparnos por lo que está fuera de nuestro control. Además nos enseña a desarrollar una perspectiva más amplia y a mantener una actitud positiva ante las dificultades.

Y fijaros que precisamente este ha sido un mensaje que ha trasladado recientemente en una entrevista Sam Altman, CEO de OpenAI, los creadores de ChatGPT cuando se le ha preguntado ¿Cómo nos preparamos para un futuro con la Inteligencia Artificial? Con resiliencia, adaptabilidad, capacidad de aprender cosas nuevas rápidamente y creatividad (aunque habrá creatividad asistida)

Quizás es que los protagonistas de la revolución tecnológica en la que estamos sumergidos en las últimas décadas llevan tiempo viendo venir los grandes cambios que se iban a producir y precisamente por eso han sido los primeros en abrazar el estoicismo para afrontar en mejores condiciones los retos a los que se iban a tener que enfrentar.

Los retos en la sociedad de lo desconocido y las soluciones que aporta la tecnología

Entonces, lo que vamos a ver a continuación es cuáles son esos retos y cómo podríamos prepararnos para ellos, no solo mental y emocionalmente, sino también recurriendo a otras herramientas como las que nos proporciona la tecnología.

  • El impredecible impacto de la Inteligencia Artificial en el modelo de sociedad:  si lees el libro Superpotencias de la Inteligencia Artificial de Kai-Fu Lee entenderás los grandes efectos que la Inteligencia Artificial puede provocar en la estructura social del siglo XXI. Considerando que la gran aportación del siglo XX, tras un primera mitad en la que casi nos destruimos entre nosotros, la segunda mitad ha servido para aplanar la desigualdades, sacando a miles de millones de personas de la pobreza absoluta y reduciendo sustancialmente problemas terribles como la mortalidad infantil o el analfabetismo. Pero ahora sin embargo puede comenzar a producirse un punto de inflexión, cuando los miles de millones de personas que prosperaron a través de su trabajo en la industria y utilizando las tecnologías de la información, vean como su trabajo o el de sus hijos comienza a ser acaparado por los robots y la Inteligencia Artificial. Ante este panorama solo tenemos dos opciones, esperar ansiosos el subsidio que nos permita sobrevivir sin tener una motivación por aportar valor a la sociedad a través de nuestro trabajo o aprender todo lo posible sobre Inteligencia Artificial, usando esta tecnología para potenciar nuestra propia inteligencia de cara a resolver los grandes retos a los que aún nos enfrentamos como especie.
  • Las consecuencias psicológicas de los confinamientos en la pandemia: a toro pasado es muy fácil opinar sobre las medidas que tomaron los gobiernos al respecto de los confinamientos prolongados, las vacunaciones masivas y todo el resto de acciones que se han realizado durante los últimos años, pero esto no quita para que pensemos en la consecuencias de segundo orden que han tenido esas acciones. Algunas podrían considerarse como positivas, como una mayor preocupación en la sociedad por los temas de salud y el estado de las infraestructuras sanitarias o las innovaciones que han podido producirse en el desarrollo de vacunas y medicamentos. Pero sin duda también ha habido consecuencias muy negativas y que van a tener un impacto enorme en el largo plazo, por ejemplo en lo relativo a la salud mental de las personas, que de hecho no es un tema exclusivo relacionado con la pandemia sino en general de los grandes cambios a nivel social, económico y tecnológico que se han venido produciendo en los últimos años. Los confinamientos y el resto de situaciones vividas en la pandemia los han exacerbado, pero hay otros muchos componentes a tener en cuenta para poder afrontarlos.  Y aquí la tecnología debería venir en nuestra ayuda especialmente aportando soluciones en el ámbito científico, que permitan conocer mejor cómo funciona el cerebro y cómo tratar las enfermedades que más pueden afectarle.
  • La inflación que mina poco a poco nuestra capacidad de ahorro: la sociedad del bienestar en la que vivimos, en la mayoría de los países, se ha construido en base al endeudamiento, algo que es positivo si a futuro somos capaces de demostrar la capacidad de usar esa deuda para crear valor y generar riqueza. Si un emprendedor busca financiación tiene que explicar cómo va a ser capaz de dedicar el dinero que consiga para construir un modelo de negocio rentable. Pero muchos países han decidido que esto ya no es necesario cuando hablamos de progreso social, se pueden endeudar sin ningún tipo de restricción aunque estén estancados económicamente y no tengan ningún plan para salir de esa situación. Como te puedes imaginar esto es totalmente insostenible y va a provocar innumerables crisis económicas y sociales que son imposibles de predecir. Pero la tecnología nos ofrece una alternativa, se llama Bitcoin y lleva desde 2009 funcionando sin interrupción, siguiendo unas reglas de emisión de moneda limitada y ofreciendo una alternativa al modelo de expansión cuantitativa que provoca la inflación que destruye la capacidad de ahorro y posterior inversión de esos ahorros por parte de los ciudadanos.
  • La politización de los fenómenos climáticos y el impacto en el medio ambiente: poco bueno puede ocurrir cuando la ciencia se mete en política o cuando la política acapara la ciencia, especialmente cuando eres consciente de que lo que se publica en los medios de comunicación masiva sobre estos temas puede estar manipulado para servir a determinados intereses políticos y económicos. Entonces poco puedes hacer al respecto, a no ser que optes por recurrir a los primeros principios, entender realmente qué significa el impacto ambiental, qué consecuencias puede tener en el clima y cómo encontrar un equilibrio para que se pueda seguir avanzando como sociedad. Esto cada uno a nivel personal, pero luego en lo relativo a cómo la tecnología puede ayudar a mejorar esta situación sin duda se abren infinitas oportunidades, por ejemplo usando la Inteligencia Artificial, impulsada por la computación cuántica, para encontrar aquellas propuestas de la geoingeniería que realmente puedan ser factibles de cara a contrarrestar, por ejemplo el aumento de la temperatura en el planeta o cuáles pueden ser las formas más efectivas para reducir la contaminación de los acuíferos o eliminar los plásticos que inundan los océanos.

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Aprendemos más sobre geoingeniería con Emilio Rey

Publicado el 01 March, 2019

Hace poco que lanzamos en Futurizable un artículo sobre geoingeniería y. como hemos visto que es un tema que os ha parecido interesante, hemos decidido profundizar sobre ello publicando la siguiente entrevista a Emilio Rey experto en meteorología y CEO de la startup Digitalmeteo.

¿Cómo descubriste la Geoingeniería?

Con seguridad fue cuando empecé a frecuentar foros de meteorología—sobre todo el de Meteored—y a leer informaciones y opiniones de otros aficionados y profesionales del sector en otras listas de distribución. Sería alrededor de 1995  y todavía me conectaba a esas fuentes de información por módem… Por supuesto, no lo llamábamos geoingeniería o ingeniería climática, sino que hablábamos de experimentos de control climático, especialmente asociados a la dispersión de tormentas severas locales mediante el uso de avionetas y cohetes y a la diseminación de núcleos de condensación en forma de yoduro de plata, lo que se conoce como siembra de nubes. Unos años más tarde, en el año 2000, me instalé una línea ADSL en casa y pude acceder a mucha más información. Así fue como pude informarme sobre las aberrantes iniciativas rusas y americanas del final de la Segunda Guerra Mundial (el Proyecto Popeye o el Proyecto Stormfury, por ejemplo) y conocer personas muy interesadas en el tema, incluso del INM (antigua AEMET). En el año 2003 fundamos los primeros ‘komandos kazatormentas’ en España, en la página tiemposevero.es y profundizamos un poco más en los aspectos de la posible modificación de la meteorología y climatología, pero a pequeña escala.

¿Consideras que la geoingeniería va a ser un tema relevante en el futuro?

Por supuesto, pero me temo que aún no a gran escala social, sino más bien para ciertos gobiernos/ejércitos, grandes corporaciones y algunas universidades. No irá más allá, en mi opinión, pues realmente aún no entendemos a ciencia cierta los mecanismos del clima planetario a gran escala. Sin poder modelizar de forma correcta el comportamiento climático de la Tierra poco podremos influir en él a nivel global.

Seguirán realizándose estudios y experimentos que solo van a estar al alcance de este tipo de organismos y, mucho me temo, para gobiernos y grandes empresas que estarán movidos por fuertes intereses geopolíticos y económicos. Solo podremos avanzar en el ámbito universitario y científico, así como en pequeñas empresas con un fuerte componente de innovación, responsabilidad social y uso de nuevas herramientas —Inteligencia Artificial, sobre todo—, que hagan de punta de lanza y unan ambos mundos, el del emprendimiento y el de la divulgación y el estudio científico.

¿Nos puedes hablar de alguna iniciativa de geoingeniería que pienses que tiene sentido?

Hay varias que tienen posibilidades de ayudar a nuestro planeta a no seguir aumentando su temperatura y las concentraciones de gases nocivos, como las que ya se mencionaban en el informe de Futurizable sobre el uso de la IA para comprender mejor nuestro sistema climático, pero ninguna a mi juicio tendrá efecto a nivel global. La influencia humana a escala planetaria no es algo que esté a nuestro alcance, salvo si todos nos ponemos de acuerdo. La prueba está en que para haber llegado al momento actual, es decir, que hayan crecido globalmente los índices de CO2, la contaminación de nuestras ciudades y que la situación de nuestros ríos y océanos sea cada vez más insostenible, nos hemos tenido que poner de acuerdo todos y en todas partes del mundo para usar nuestros coches y fábricas a la vez, a emitir contaminantes y a usar plásticos y otros residuos sin ningún control. Solo de esa forma hemos podido influir globalmente, desgraciadamente de forma negativa, en el clima terrestre. Revertir la situación, si es posible, pasa por acciones de ese mismo calibre, globales, en donde todos y cada uno de los ciudadanos del planeta tomemos conciencia y responsabilidad y, de forma orgánica, sanar nuestro planeta. Y en el punto de la historia en el que estamos, esto es una utopía, me temo.

No obstante, me gustaría mencionar iniciativas como el Climate Model Alliance (CliMA), una coalición de ingenieros, científicos y matemáticos pertenecientes a organismos tan prestigiosos como el MIT, Caltech o el JPL, que están construyendo el primer modelo climático a nivel global que aprende de forma automática de diversas fuentes de datos y que será capaz de elaborar pronósticos climáticos mucho más certeros que los actuales, reduciendo la incertidumbre asociada a dichas predicciones. Habrá que estar muy atento a ellos.

¿Cuáles son los riesgos que observas en las propuestas actuales de geoingeniería?

Múltiples, el principal es el de la pérdida de tiempo y recursos en proyectos poco o nada realistas. La pérdida de foco o el uso político y/o militar de muchas de las propuestas también es un riesgo importante. De hecho en los inicios de la geoingeniería esos eran los objetivos perseguidos, a veces, como en el caso de la Rusia de la posguerra, mediante el uso de bombas atómicas para desviar cursos de ríos o de bombas de hidrógeno para derretir el Ártico… Tales aberraciones, por suerte, nunca se llevaron a cabo, pero muchas de las ideas eran realmente peligrosas. Ahora la geoingeniería tiende a usarse más como herramienta que nos ayude a revertir los efectos del calentamiento de nuestro planeta, y no tanto como herramienta de guerra climática o para la mejora de las prestaciones agrarias de una zona determinada, pero aún así no sabemos muy bien qué efectos secundarios podríamos estar provocando. Así pues, cuidado con ciertos experimentos.

¿Qué otras soluciones tenemos para luchar contra el cambio climático y la contaminación más allá de la geoingeniería?

El desarrollo del conocimiento y la divulgación, sin lugar a dudas. Aún queda mucho camino para entender cómo la humanidad está impactando en sistema climático terrestre. Cuán indefensa está nuestra Casa Tierra o el poder de regeneración y automodulación que posee ante cambios externos. Las emisiones de CO2 van en aumento, es un hecho cierto, pero algunos geólogos, como el catedrático emérito de estratigrafía Luis Pomar y algunos climatólogos, como Antón Uriarte, declaran inocente al CO2, incluso creen que esto sería beneficioso. De hecho la cobertura de vegetación es cada vez más extensa debido a este CO2. Este tira y afloja seguirá produciéndose durante muchos años más, en una escala que excede una vida humana, una generación. Mientras tanto el uso de la tecnología, de los nuevos computadores cuánticos y las técnicas de aprendizaje automático sobre ingentes cantidades de datos nos harán dar un gran salto cuantitativo y cualitativo en nuestro conocimiento del sistema climático.

¿Se puede controlar el clima del planeta Tierra sin generar una catástrofe?

Pues no lo sé, y en mi opinión nadie lo puede saber con seguridad. Actualmente ni siquiera sabemos si podremos controlar algún día el clima del planeta. Impactar de forma global será complicado a no ser que se emprendan acciones de gran escala, y antes de ser aplicadas habrá que tener en cuenta todos los factores y los posibles efectos secundarios. El riesgo es alto, ya que muchas de estas medidas podrían estar minimizando o enmascarando determinados problemas medioambientales. Quizá la propia Tierra sepa autorregularse y con estas iniciativas lo único que consigamos es romper ese mecanismo global de autocontrol climático.

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¿Ha llegado el momento de poner en marcha la geoingeniería?

Publicado el 21 February, 2019

La geoingeniería es un concepto muy poco conocido por el momento y que despierta bastante controversia entre los que sí lo conocen. Por un lado nos encontramos con una serie de iniciativas que quieren ayudar a resolver uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la humanidad en estos momentos, pero por otro lado se desconocen las posibles consecuencias adversas que estas propuestas pueden provocar sobre el planeta.

Una posible definición de la geoingeniería sería: aquellas técnicas que están especialmente pensadas y desarrolladas para influir en el clima terrestre estipulando como su propósito combatir el calentamiento global. Para ello se formulan teorías científicas que abordan el problema del cambio climático y se desarrollan estrategias encaminadas a la manipulación intencional a gran escala del clima planetario, para contrarrestar así el calentamiento global. En base a esto, los métodos de la geoingeniería se catalogan en dos categorías principales: la​ gestión de la radiación solar que incide sobre la superficie de la Tierra y la reducción del dióxido de carbono que se emite a la atmósfera.

Una vez que tenemos el contexto sobre el tema al que vamos a dedicar este artículo, vamos a conocer a continuación algunas iniciativas que nos ayudarán a entender mejor el tipo de experimentos que se proponen en el ámbito de la geoingeniería.

Propuestas científicas para comenzar a aplicar la geoingeniería

  1. Científicos de la Universidad de Harvard tienen previsto llevar a cabo a lo largo de este año un experimento llamado SCoPEx,  a través del cual van a lanzar dos globos a la estratosfera, a una altura de aproximadamente 20 kilómetros, que rociarán primero agua y posteriormente carbonato de calcio en la parte suroeste de la atmósfera sobre Estados Unidos. Posteriormente observarán cómo se dispersan estas partículas en la atmósfera, generando el denominado «velo estratosférico», con la capacidad de reflejar la luz solar y, en consecuencia, reducir el calentamiento de la atmósfera. A diferencia de otros experimentos de este tipo que se han planteado anteriormente con el mismo objetivo, la utilización de carbonato de calcio en lugar de aerosoles de azufre permitirá evitar el efecto que estas sustancias pueden producir al destruir la capa de ozono.
  2. Un estudio conducido por científicos de las Universidades de Illinois y de Maryland ha revelado un descubrimiento muy interesante sobre los efectos que se pueden producir en los desiertos cuando en ellos se llevan a cabo instalaciones para la producción de energías renovables. En concreto, a través de esta investigación se ha descubierto que cubrir el Sáhara de paneles solares y aerogeneradores aumentará la tasa de lluvias, lo cual a su vez puede generar condiciones favorables para la aparición de vegetación y para que incluso puedan ponerse en marcha iniciativas agrícolas. Este fenómeno es debido a que los aerogeneradores moderan la temperatura gracias al desvío con sus palas del aire caliente y a que los paneles solares contribuyen a dar sombra, con lo cual durante el día la superficie está más protegida. Gracias a esto se ha observado también que las lluvias han aumentado en 1,12 mililitros por metro cuadrado al día en la región del Sahel, donde ya existen granjas eólicas.
  3. Científicos del Instituto de Investigaciones Desérticas de la Universidad de Nevada, liderados por David Mitchell, trabajan en el diseño de un proyecto de geoingeniería que consiste en la utilización de una flota de grandes drones que surcan las latitudes superiores del planeta durante los meses de invierno, rociando los cielos con materiales extremadamente finos parecidos al polvo, con el objetivo de que se generen cristales de hielo más grandes de lo normal. Esto permitirá ayudar a disipar los cirros cuyos cristales de hielo hacen que se devuelva la radiación hacia la tierra y por lo tanto influyen en su calentamiento. De tener éxito, este experimento estaría contribuyendo a enfriar la Tierra por medio de la modificación de uno de los factores que se ha comprobado que intervienen en el calentamiento global.  Concretamente se podrían reducir las temperaturas globales hasta en 1,4 °C sobre el aumento que se ha producido desde el comienzo de la Revolución Industrial.
  4. El glaciólogo Felix Keller, de la Academia Engiadina en Suiza, está desarrollando un experimento que persigue contrarrestar los efectos del cambio climático rociando con nieve artificial el glaciar Morteratsch, situado en los Alpes suizos, que se ha comprobado que está encogiendo por la pérdida de 115 pies de nieve al año. Para ello han repartido nieve de 3 metros de profundidad sobre el glaciar de 1.300 pies cuadrados, lo cual ayudará a conocer si realmente este tipo de acciones ayuda a evitar el deterioro de los glaciares. Si el experimento tiene éxito los científicos se proponen continuar con su plan, para el cual será necesario desarrollar un nuevo tipo de máquinas de producción de nieve artificial que deberían estar alimentadas por medio de paneles solares.
  5. El científico Robert Nelson, que pertenece al Planetary Science Institute de Pasadena, propone pulverizar la troposfera superior con sal, con el objetivo de que esta pueda reflejar los rayos del sol y reducir la temperatura del planeta. Según este científico la sal no bloquearía el calor infrarrojo liberado por la Tierra, lo cual aumentaría su capacidad de enfriamiento. Además, al suceder esta acción en la troposfera, el cloro que contiene la sal no afectaría a la capa de ozono, por lo que no se produciría ese efecto adverso que podría resultar contraproducente para el planeta. Como el mismo científico indica, esta podría ser una solución paliativa para el problema del calentamiento global, aunque no una solución a largo plazo.
  6. El ingeniero marino de la Universidad de Edimburgo Sephen Salter propone rociar con agua de mar la atmósfera para que las partículas de sal que se formarían al evaporarse el agua se aglutinen en las nubes, convirtiéndolas en espejos que reduzcan la radiación solar. Para poder llevar a cabo esta operación de geoingeniería el científico ha propuesto utilizar una flota de 1.500 barcos gigantes, impulsados con energía eólica, que tengan la capacidad de succionar agua y rociarla en la atmósfera.
  7. El astrónomo Roger Angel, director de un observatorio en la Universidad de Arizona, ha propuesto un proyecto con el objetivo de reducir la radiación solar que llega a la Tierra. Consistiría en colocar millones de pequeños discos reflectores a una distancia de la Tierra de 1,6 millones de kilómetros, donde la fuerza de gravedad de esta última y el Sol se equipara, lo cual tendría como objetivo actuar como una sombrilla sobre nuestro planeta. Estos platillos que reflejarían la luz solar tendrían un sistema que les permitiría navegar según coordenadas satelitales para situarse en la zona que interese en cada momento o para conservar su posición. El científico ha propuesto que los discos sean semitransparentes, con unos 50 cm de diámetro y estén fabricados de un material ligero, inorgánico y cristalino, como puede ser el nitruro de silicio.
  8. El economista de la Universidad de Columbia Scott Barret, especializado en el desarrollo de modelos económicos para dar respuesta a asuntos globales que requieren de cooperación internacional, propone que en la lucha contra el calentamiento global es necesario desarrollar iniciativas que ayuden a extraer el CO2 que actualmente hay en la atmósfera. Esto es así porque considera que la acción por parte de los gobiernos a la hora de reducir emisiones es insuficiente y que ha llegado el momento de contemplar alternativas consideradas hasta ahora pertenecientes a un plano de ciencia ficción.
  9. Científicos del Centro de Emisiones de Carbono Negativas ,liderados por Klaus Lackner, trabajan en el desarrollo de varios modelos enfocados al secuestro de carbono atmosférico. Para ello han propuesto, por ejemplo, la creación del denominado bosque gris, un bosque artificial que tiene una eficiencia mucho mayor que la del manto vegetal natural, porque ha sido preparado en un laboratorio. Su diseño inicial se basa en la forma en la que la vegetación retiene el carbono de la atmósfera. Según los cálculos realizados por estos científicos, solo uno de estos árboles artificiales podría absorber 90.000 toneladas de CO2 en un año, lo cual es equivalente a las emisiones que producen unos 15.000 vehículos.
  10. Científicos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPPC) consideran que la bioenergía puede jugar un papel fundamental en la mitigación del cambio climático. Para ello proponen iniciativas como el desarrollo de las plantas de bioenergía, que tienen la capacidad de capturar y almacenar CO2. Estas plantas consisten en instalaciones que queman biomasa forestal, produciendo electricidad y enterrando los gases de CO2 producidos bajo tierra, con lo cual se retiran de la atmósfera los restos vegetales y la madera, cuya descomposición produciría CO2. De esta forma se puede obtener un balance negativo de emisiones.

Pasando a la acción

Tras conocer en qué estado se encuentra la geoingeniería a nivel de investigación, es buen momento para conocer algunas iniciativas que ya se están poniendo en marcha en algunos lugares del planeta en los que urge pasar a la acción.

  • El Departamento de Control de la Contaminación de la ciudad de Bangkok ha puesto en marcha una iniciativa a través de la cual se utiliza un avión con tecnología especial para provocar precipitaciones sobre la ciudad. Esta iniciativa se enmarca dentro del plan para generar lluvia artificial que pretende paliar los altos niveles de contaminación del aire en la ciudad, que se materializa a través de una neblina insalubre. La insalubridad del aire ha aumentado en Tailandia en los últimos años debido al aumento de los incendios provocados en la agricultura, la actividad industrial, la construcción y el tráfico de vehículos.
  • El gobierno Chino está realizando en la región del Tíbet la mayor acción de geoingeniería desarrollada hasta el momento a nivel global, con el objetivo de aliviar la sequía que se vive en el noreste del país. Para ello se está utilizando una tecnología diseñada por una agencia aeroespacial del Estado, la China Aerospace Science and Technology Corporation. La intervención se va a realizar en un área de 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Para lograr que la lluvia artificial se produzca se instalarán decenas de miles de cámaras de combustión en crestas empinadas y orientadas al sur de las montañas del Tíbet, en las cuales se quemará combustible sólido que generará yoduro de plata que, al ser impulsado por las corrientes de aire de los vientos monzones que proceden del sur, ascenderá a las nubes y hará que se produzcan las esperadas lluvias.

Los riesgos de la geoingeniería

Como ocurre con cualquier intervención humana sobre el medioambiente, debemos ser muy cuidadosos a la hora de producir desequilibrios que puedan afectar de forma importante a los ecosistemas, tanto en lo que se refiere a los seres vivos, como en los aspectos relativos a la geología o la atmósfera. En este sentido, el gran riesgo lo encontramos en los daños colaterales o en efectos secundarios que pueden producir estas acciones sobre la atmósfera.

Tenemos que hacer lo posible para evitar que el remedio sea peor que la enfermedad y aquí es donde se centran las principales resistencias que pueden producirse a nivel social frente a las actividades relacionadas con la geoingeniería. Porque está muy bien que logremos utilizar la tecnología para luchar contra el calentamiento global o los efectos de la contaminación, pero esto debe hacerse únicamente si sabemos que no vamos a causar un daño aún mayor en el planeta.

Entre los riesgos que presenta la geoingeniería podemos hablar, por ejemplo, del efecto de enmascaramiento de los problemas ambientales que produce la actividad humana. Esto es debido a que si impulsamos acciones para reducir la temperatura del planeta pero no intervenimos en las causas que lo han provocado, estaremos evitando problemas como el aumento del nivel del mar y la desertización.  Sin embargo, no estaremos actuando para evitar que se siga contaminando la atmósfera con sustancias que además de ayudar a aumentar la temperatura del planeta, ponen en peligro la salud de las personas y en general de los seres vivos.

La Inteligencia Artificial como mejor aliado para la geoingeniería

En estos momentos es muy difícil evaluar los posibles problemas por efectos secundarios que se podrían producir en el caso de efectuar intervenciones de geoingeniería sobre la atmósfera. Por suerte, comenzamos a disponer de las herramientas que nos pueden ayudar a salir de esta situación. Se trata de la posibilidad de utilizar la Inteligencia Artificial para crear modelos que simulen los efectos sobre el planeta que podrían producir las acciones llevadas a cabo a nivel de geoingeniería, teniendo en cuenta millones de parámetros que hasta hace poco eran imposible gestionar. De esta forma no será necesario arriesgarse a llevar a cabo actividades como rociar la atmósfera de productos químicos, si a nivel de laboratorio esto ya nos puede mostrar que sería peor. Ejemplo de ello podría ser el nivel de contaminación de la atmósfera, de las aguas o incluso al influir en la atmósfera produciendo un efecto contrario al buscado.

Precisamente en esta línea de trabajo es donde la empresa Microsoft está desarrollando la iniciativa AI for Earth, que pone a disposición de los científicos la nube de Microsoft, herramientas de Inteligencia Artificial y capacitación. El objetivo es lanzar proyectos que ayuden a mejorar la situación del medioambiente. Y precisamente el tema del cambio climático es uno de los que la empresa tiene más interés que se desarrolle a través de este programa.

Conclusión

Como hemos podido comprobar a lo largo de este artículo, la geoingeniería es una actividad que cada vez toma más fuerza en la búsqueda de soluciones al calentamiento global y la contaminación de la atmósfera. Pero aunque nos encontramos en fases aún muy preliminares para la mayoría de propuestas y experimentos, es importante comenzar a tenerlo en cuenta. Por dos razones: por un lado, para apoyar aquellas iniciativas que demuestren que pueden ser beneficiosas para el planeta; y, por otro lado, también es importante ser conscientes de los riesgos que estas acciones pueden conllevar y trabajar para minimizarlos o eliminarlos. Lo que está claro es que la humanidad no puede permitirse abstraerse de este problema del medioambiente y es necesario pasar a la acción.

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